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ETA: El dolor y la tristeza en Alta Verapaz.

Por Daniela Sánchez Lemus

Fotografía: Andina Ayala.

El paso del huracán ETA dejó tras de sí, una estela de desolación en varias comunidades, principalmente en Alta Verapaz. Hasta este fin de semana, a la comunidad de vecinos de Campur, cuyas viviendas aún se encuentran anegadas por el agua, la ayuda por parte del Estado no ha llegado. 

Napoleón Pereira, residente de Campur, explicó a Factor 4 que los pobladores afectados por las inundaciones, se albergan con parientes o en escuelas que han sido habilitadas como albergues, las cuales no cuentan con los insumos necesarios. Él y su familia, se encuentran hospedados con parientes. “Todo empezó el jueves, estamos traumados, del otro lado del lago (se refiere al sitio de la inundación, la cual ahora llaman ‘lago’) es una tristeza, es un dolor, es una soledad estar allá. Allá del otro lado del sector, sin tiendas, la gente se quedó sin molino de nixtamal, sin señal, sin luz, sin medicinas porque el Centro de Salud colapsó.”

Don Napoleón dice que el centro de acopio se construyó del otro lado de la comunidad. A Campur se puede llegar por tierra rodeando algunas comunidades, “mínimo para llegar al centro o tomar la otra carretera que conduce a Rubelchoc, (Campur), seria más de media hora a pie en condiciones muy difíciles”.

Vecinos afectados por las inundaciones provocadas por Eta, y quienes perdieron sus viviendas, afirman que el alcalde no ha llegado a este lado de la inundación, donde estaba su comunidad.  Llegó del lado donde están albergadas las familias, señalan.

El número de familias afectadas es grande, empiezan por Tonichaj, donde está el centro de acopio. Hay unos en aldea el Pajal, además en Se’ Tz’ukl, y otros en Cojaj (San Pedro Carchá). No tengo idea de cuántos albergues hay, porque hasta ahora estamos saliendo. Nos comunicamos con la familia, que estaban muy preocupados por nosotros, pensaban que habíamos desaparecido”, relata don Napoleón, con preocupación en su rostro.

Las torres de comunicación dejaron de funcionar, lo cual no permitió que los afectados en Campur y otras comunidades se comunicaran pronto con sus familiares.

La realidad para los habitantes de las comunidades golpeadas desde el Huracán Mitch (1998), la Tormenta Stan (2005), Agatha (2010) y ahora con Eta, no ha cambiado. Para Napoleón y su esposa, no ha sido fácil, tienen tres hijas, la mayor de 9 años. Ella fue diagnosticada con craneofaringioma, un tumor no canceroso del cerebro, con un lento crecimiento, localizado cerca de la glándula pituitaria,  afectando funciones del cuerpo, como es el caso de la hija del señor Gómez, a quien operaron por primera vez en el hospital de Cobán, en diciembre de 2018. En febrero de 2019, tuvo una segunda operación en donde le colocaron un catéter en el cerebro.

Don Napoleón dice con un gesto imperturbable, que ella necesita un cuidado especial.

lo que pasó en Campur nos afecta mucho. En este momento, mi hija no tiene cita con el médico, y necesita un tratamiento especial. Ahora está muy grave, y estamos esperando la voluntad de Dios. Sus brazos y pies no responden. Confiamos y mantenemos la fe que Dios hará un milagro en ella”.

La realidad para la familia Pereira es bastante dura. Con una hija con necesidades médicas muy especiales, alejados de su hogar que terminó destruido por el agua, sin esperanza de recuperar sus bienes materiales.  Así como él y su esposa, cientos de familias están a la espera del apoyo del gobierno, que hasta ahora no responde a las demandas que requieren los miles de afectados por el Huracán Eta en Alta Verapaz y otras regiones del norte del país.

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