San Pedro Sacatepéquez queda a 22.5 kilómetros de la ciudad de Guatemala, su población se dedica a la fabricación de prendas de vestir, por lo que al pueblo le llaman “La Cuna de la Maquila”, nunca me ha gustado ese nombre, pero lo menciono para resaltar que la mayoría de la población trabaja en una.
Uno de sus habitantes es el primer fallecido por Covid-19, y un grupo más de vecinos de la localidad viajó con él a España, por lo que la comunidad fue llamada el epicentro del virus, y todo cambió de la noche a la mañana. Al momento de oficializarse el contagio y que se dieran las medidas sanitarias a seguir, había un sentimiento de desolación en las calles, de soledad, de miedo, de desconfianza. La ira se hizo presente por la poca responsabilidad que se tuvo al no tomar las medidas de control establecidas en otros países, para evitar la propagación del virus, y que la mayoría de los viajeros eran propietarios de maquilas.
El lunes por la mañana, se supo que empezaron a llegar los primero trabajadores al centro de salud de la localidad, mismo que se encuentra desabastecido y nunca ha sido suficiente para la demanda del pueblo, mucho menos para una emergencia como esta. Por lo que la preocupación se incrementaba.
Se anunció la suspensión de las actividades de todas las maquilas; medida que se tomó luego de una reunión del Alcalde y los empresarios, la preocupación de la población era si los trabajadores iban a recibir su salario normal o iban a sufrir alguna disminución por el tiempo no laborado, hasta el momento creo que no se tiene información al respecto, aunque algunos si recibieron los pagos correspondientes.
Debido a que en nuestro pueblo las familias acostumbran todos los días ir a realizar las compras, empezaron a restringir el ingreso al mercado, y solo se habilitó el primer nivel, donde se venden los artículos de consumo diario; dejando un horario de 08:00 a. m. a 12:00 de medio día. Todos empezaron a utilizar mascarillas de tela, que según los expertos no ayuda en nada, pero sin mascarilla no se puede ingresar al mercado. Toman la temperatura al ingreso y proporcionan alcohol en gel para las manos.
Nos organizamos para hacer las compras una vez a la quincena y abastecernos de lo necesario para no salir y evitar contagiarnos, limpiamos todos los rincones de la casa con cloro, desde el piso hasta las perillas de las puertas, llaves, aparatos electrónicos y todo lo que pensáramos que tuvo contacto con el exterior antes de que esto se oficializara, teníamos invitación a celebrar cumpleaños y no asistimos.
Hablamos con nuestras hijas y les explicamos lo que estaba ocurriendo, les pedimos que continuamente se lavaran las manos y que limpiaran con alcohol en gel todo lo que usaban, que no podían salir de la casa por ningún motivo y que ningún familiar podría llegar a la casa. Tenemos establecido que solo una persona sale a comprar lo que falte y cuando regresa debe quitarse la ropa y lavarla o sumergirla en detergente, debe bañarse, cambiarse los zapatos y todo lo que sea del exterior tiene que ser lavado y desinfectado antes de ingresar a la casa, incluyendo las bolsas plásticas que también se lavan.
Tratamos de mantener la calma y recalcar que si tomábamos las medidas necesarias íbamos a estar bien, sin embargo el pánico de saber si estábamos o no contagiados era algo que no podíamos sacar de nuestra mente, en mi caso acudí al té de valeriana para aliviar el estrés y el dolor de cabeza, llamamos al médico de las niñas para hacer las consultas y contarle nuestras medidas de precaución para asegurarnos de que no se nos escapara nada.
Hemos tratado de mantenernos positivos, aunque cada día que pasa crece más la incertidumbre de la economía familiar, local y en general. Nuestro país no está preparado para esta situación, la Municipalidad ha estado repartiendo víveres; es una ayuda pero no una solución para el problema de la economía familiar.
Al ampliarse nuevamente las medidas para tratar de contrarrestar el virus, se ve más movimiento en las calles, más ventas. Se empieza a promocionar los servicios de comida a domicilio, se ve en los medios que el tráfico nuevamente empieza a ser un caos y no permite que se respete el toque de queda.
Seguimos pensando en la economía, la mayoría de la población si no trabaja no come, tan sencillo como eso no permite que se cumpla a cabalidad con las restricciones emanadas de la presidencia.
Tratamos de estar tiempo en el jardín para no sentir el encierro, funciona muy bien, sembramos frijol negro, tomate y vamos a sembrar maíz y frijol piligüe, tratamos de pasarla bien y alejarnos un poco de las noticias, sin dejar de estar informados.
Nos comunicamos con nuestras familias por chat, han estado enviándonos imágenes con acertijos para resolver, trato de comunicarme con mis amigas y amigos por video llamadas, los ayuda a ellos y a mí, he retomado algunos labores de oficina por correo.
Van 22 días y esperamos salir de esto pronto.
Carmen Petrona Ajcuc Tepeu
Administradora Pública
Edición y Diagramación: F4