Por Teresa Son

Totonicapán

En contexto de la pandemia y en el primer año de gestión del Dr. Alejandro Giammatei, desde la ejecución del poder y su plan de trabajo, se evidencia con las siguientes realidades:

En lo que va del año, a más de 7 meses de estado de calamidad por la pandemia, Guatemala ha superado los 127 mil[1] casos positivos de COVID-19. El servicio de salud es precario, y se puede verificar en la falta de insumos en los hospitales temporales, atraso en el pago y deficiencia en la protección al personal de salud en primera fila. Ineficacia en la administración del presupuesto adjudicado al ministerio, para atender la emergencia sanitaria y el derroche en la implementación de la COPRECOVID que finalizará en breve sin mejores resultados.

La educación ha sido el reto no solventado en esta pandemia, abandono total en la enseñanza  de la niñez guatemalteca, afectando mayoritariamente a la población del área rural.

Otra realidad que duele es la desnutrición, la cual como efecto de la pandemia se ha despuntado. Según UNICEF, uno de cada dos niños menores de cinco años sufre de desnutrición crónica, sumándole que, en esta emergencia sanitaria, el otro 50% de niños que no padecían resultan con desnutrición; los datos son alarmantes, 3.4% es la tasa de mortalidad infantil en el país, ubicándonos a nivel latinoamericano con la tasa mas alta de desnutrición.  

Con datos del último informe del Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SINSAN), hasta octubre del presente año, 3.7 millones de personas padecen de emergencia alimentaria como resultado de la pandemia. El alza de precio y la pérdida de ingresos, los sitúa en realidad de pobreza extrema a un 48% de la población guatemalteca[2].

El desempleo aumentó considerablemente, el confinamiento fue la excusa perfecta para que la entidad privada y publica redujera su personal; asimismo, quienes se dedican al mercado informal (que superan el 70%) han sido los mas perjudicados.

Los afectados por las tormentas ETA e IOTA, superan los 2.423,048, así lo afirma la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED[3]). Los pobladores aseguran que no han recibido la ayuda ofrecida para salir de esta dificultad que viven, se sienten abandonados por el Estado y sobreviven con ayuda que les hacen llegar los guatemaltecos. 

En fin, se puede seguir enlistando la inoperancia y la falta de respuestas a las necesidades básicas de la población guatemalteca.  Por ello, ¿cuál es o cuáles son las justificaciones a las que Giammattei y sus aliados se aferran para seguir en el poder, si no han podido responder a las  mínimas demandas que el pueblo por derecho les exige?

Desde que el Congreso se dedica a saquear a manos llenas los bienes de los guatemaltecos, aliándose a los ataques del pacto de corruptos, la población les exige la renuncia, y son válidas todas las manifestaciones que buscan darles a conocer que ya no les corresponde la administración, por no responder a sus obligaciones.

Según discursos que el pacto de corruptos maneja desde los diversos medios y campañas de desinformación, dan a entender que la población no sabe lo que ellos hacen ¿acaso estas realidades no demuestran la ingobernabilidad que han alcanzado?…

Por dignidad, deben dejar el cargo.


[1] Según datos reportados por el Ministerio de Salud Pública y asistencia social, consultado en https://tablerocovid.mspas.gob.gt/  el 9/12/2020.

[2] Análisis CIF de inseguridad alimentaria aguda,  http://www.siinsan.gob.gt/siinsan/wp-content/uploads/IPC_Guatemala_Octubre-2020_-Version-Final-30-OCT-final.pdf

[3] Datos obtenidos de la CONRED en https://conred.gob.gt/emergencia/ el 10/12/2020.

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