Texto y fotos: Teresa Son
En los últimos dos meses del año, en el departamento de Totonicapán, transcurre el proceso de cosecha de milpa, también llamada tapisca. En esta etapa de la vida del pueblo totonicapense, se dedica toda la atención en recoger los frutos que la milpa ha dado. El tiempo exacto para tapiscar depende de la altura sobre el nivel del mar donde se encuentre la tierra sembrada, así como de las variables que existen en el lugar por el clima.
Durante el proceso se preparan todas las herramientas como la red donde se unirán todas las mazorcas, el machete por la maleza que creció en el terreno y no es útil, el mecapal que es la base para amarrar la red de mazorcas y echarlo sobre la espalda y cargarlo hasta llevarlo a casa.
Recoger la cosecha, también tiene sentido de fiesta, por eso se prepara comida en abundancia, en agradecimiento por las bondades de la tierra. Se hacen las compras con anticipación, se designa una comisión que prepare la comida durante el día, al mismo tiempo que otra comisión recoge los frutos en la milpa.
El cultivo y cosecha del maíz es una herencia que evoca la historia de las y los antepasados, pero también sigue fortaleciendo al alma y al cuerpo para construir la historia presente. En ese sentido, para los totonicapenses cultivar el maíz es una acción sagrada. El maíz es sagrado porque sostiene la vida de todas las personas, pero también porque en su proceso de vida, refleja la realidad. El cuidado del maíz se basa en el respeto. Los colores que se recogen dependen de los que se hayan sembrado pero los comunes son negro, blanco-salpor, amarillo y rojo.
En familia se deshoja la mazorca: en este proceso se aparta el doblador, que son las que se utilizan para envolver los chuchitos o tamalitos que se comen en el departamento en lugar de tortillas. Seguidamente se seleccionan las hojas que servirán de alimento para los animales. Se escoge la semilla que se guardará para la siguiente siembra. Luego se tienden las mazorcas al sol para que se sequen y después de un tiempo prudencial, según sea el clima, se desgranan.
Cuando se tienen los granos de maíz se guardan en silos, en cajones o costales, bien separados para que durante el año se vayan consumiendo.
Este año 2021 el cultivo de maíz ha sido difícil. La siembra entre marzo y abril, ha variado. El tipo de tierra, ya sea blanca, arenal o de barro, influye también en las cosechas. En el mes de agosto, por ejemplo, una gran parte de la siembra al caer lluvia con granizo cedió y cayó al suelo. Pero luego de este gran golpe, la misma milpa, tirada como había quedado dio frutos. Esta actitud de bondad de parte de la naturaleza que nos ha permitido cosechar el maíz brinda esperanza a toda la población, especialmente en un año donde la canasta básica no ha dejado de incrementarse mes a mes.