Por Teresa Son
A un año del primer caso de coronavirus en el país, y de sobrevivir una crisis económica que ha enriquecido a pocos y empobrecido a la mayoría, la economía familiar se ha visto afectada en Totonicapán.
Desde el retorno a la nueva normalidad, el alza de precios es cada vez más notable y hostiga a la población.
Según informe actualizado del Instituto Nacional de Estadística (INE), los precios de la canasta básica oscilan entre Q.2,984.73 (enero) a Q.2,987.39 (febrero), lo cual repercute en la economía familiar, que en el departamento se vive de la siguiente manera:
✔El precio de pasaje aumentó, de Q.5.00 que cobraban los buses extraurbanos de la cabecera departamental hacia Quetzaltenango a Q.10.00, lo mismo sucede con los microbuses que van del centro del municipio hacia los cantones, pagando el doble del precio, si esto no es nuevo, lo que ha extrañado es el aumento de precios en los productos de la canasta básica.
✔Durante los días de plaza la indignación crece porque los precios se incrementaron. Las carnes han aumentado Q.1.00 o Q.2.00 dependiendo del tipo; también cambiaron de precio los embutidos, los granos básicos, utensilios de limpieza, la ropa, todo subió de precio. Al preguntar a los comerciantes en los mercados cantonales explican: “Mantener el precio no depende de nosotros, sino que son indicaciones que vienen desde arriba”, así expresan al referirse a las entidades encargadas, según ellos, de velar por los precios.
¿Cómo cubre una familia sus necesidades básicas, con el despunte de precios y sin tener aumento en el salario? Es notable que en el departamento son pocas las entidades privadas y públicas que aglutinan a empleadores y a quienes les pagan el salario mínimo. Muchos son los que trabajan sin un contrato, y con un pago que no se acerca al salario mínimo y un número mayor trabaja en el mercado informal. También la cantidad de desempleados ha ido en aumento y si tomamos como referencia el precio de la canasta básica sugerida por el INE, es evidente que la percepción de ingresos es menor para solventar los gastos básicos.
La realidad duele, y ese sentimiento se siente con pagar tanto a diferencia de lo poco que se gana, esto ha provocado la disminución de las ventas en plazas y en tiendas locales. Pareciera que no hay un horizonte hacia dónde llegará la administración del control de precios y cómo se puede resolver el problema de pagar tanto cuando se gana tan poco.
Es importante aclarar que el número de integrantes por familia bajo el cual el INE ha calculado la canasta básica es de 5 personas, pero las familias en el departamento están conformadas normalmente entre 8 a 10 miembros, con ello se puede evidenciar el impacto que la crisis económica provoca.
Esta situación desencadena preocupación en las familias, asimismo afecta no poder mantener una alimentación saludable, esto lleva a posponer situaciones como lo es la salud, la educación, una vestimenta digna, un hogar seguro y las demás necesidades que frecuentemente se presentan en los hogares. La experiencia en las comunidades lleva a cada persona a desgastarse por sobrevivir en el día a día y aún con todo el esfuerzo no logran lo justo y necesario para vivir.
Es necesario que el Estado dedique más esfuerzos en buscar soluciones concretas y pertinentes para evitar que la población sufra demasiado, más aún considerando que en cada compra la población paga el IVA requerido para administrarlo en los servicios que la sociedad demanda, pero que no retornan a las comunidades a través de mejoras en los servicios públicos.