Entre rumores y chismes fuimos cayendo poco a poco a la realidad del Cordón Sanitario. El sábado 4 de abril, a primeras horas, todos los vecinos católicos de Patzún, muy dedicadamente, adornaron las puertas de sus casas con hojas de pacaya, ramos de flores, globos y papel de color morado. Las calles se veían coloridas, majestuosas esperando la bendición de los ramos por el párroco local. Inesperadamente, las redes sociales se activaron. Entre enojos y regaños se discutía la cancelación de la bendición de ramos, lo que alteró a las personas que esperaban tan ansiada visita. Rompiendo el silencio pasó una ambulancia del Centro de Salud, con un sonido chillón y distorsionado y con poco volumen. Apenas se lograba entender que había un potencial caso positivo de Covid-19 en la comunidad, los vecinos querían comprender lo que pasaba, pero no habían explicaciones por lo que finalmente, aceptaron la cancelación del paso de la bendición de ramos.
Los rumores continuaron como bola de nieve desarrollándose con mayor fuerza ese día. Como en toda comunidad, se dieron varias versiones. Una confirmaba lo que entre rumores se venía desarrollando desde hace unos días: una persona de la comunidad, se había enfermado y era referido al Hospital de Chimaltenango al dar positivo y era enviado al hospital de Villa Nueva. Surgió el pánico y la confusión, porque no se entendía qué era lo que pasaba y requerían información. El Centro de Salud y la Municipalidad manifestaban que la información oficial la daría el Presidente y el ministro de Salud en conferencia de prensa, por lo que nada, en ese momento, era oficial. Llegó el toque de queda, y apareció el alcalde en conferencia de prensa en las redes sociales, acompañado de muchas personas entre ellas dos directivas del mercado municipal, anunciando que el domingo no habría mercado porque había un potencial caso en Patzún, y se insistió que la información oficial la daría el Presidente. ¿Quién era el caso? Nadie lo sabía. Hermetismo total. En las redes sociales empezó a circular el nombre del posible infectado. En algunas publicaciones se atacaba directamente al alcalde, de que la persona era un familiar suyo y que habían viajado a México a traer víveres, los cuales se dijo que fueron repartidos hace unos días en una comunidad rural a afiliados del partido del alcalde. Ese domingo los vecinos de Patzún continuaban con las discusiones en las calles y en las redes sociales. Se miraban ambulancias de color blanco circular en el pueblo y las redes sociales documentaban dos casos de hombres cubiertos con batas blancas, sacando personas de las casas e introduciéndolos a las ambulancias para llevárselos (como en las películas de epidemias) sin explicación. El resto de los familiares quedó en cuarentena.
En mi mente empezaron a circular ideas sobre investigación epidemiológica e instintivamente lo primero que hice, fue llamar al Centro de Salud para preguntar y ponerme a las órdenes, para apoyar desde mi experiencia como salubrista y lograr entender mejor la situación. En ese momento el personal del Centro de Salud realizaba una investigación y lo que se me contestó fue “sin comentarios de información”, y se agradeció mi ofrecimiento. Pero nada más. Llegó la tarde del domingo y es irónico, pero es la realidad: lo que pasaba en nuestra comunidad, nos tuvimos que enterar oficialmente en Cadena Nacional. Nos dió escalofríos cuando escuchamos el nombre de Patzún como el primer caso “comunitario” y que habían 20 clúster de posibles infectados en cuarentena. Al rato, éramos tendencia en las redes sociales y llegaban preguntas de todos los lugares para saber de nuestra situación. De tantos municipios que hay en el país, teníamos que ser nosotros. Era una sensación de dolor, rabia, enojo, miedo y tristeza. El virus estaba en la comunidad. Entre todos esos sentimientos encontrados, el toque de queda los vecinos lo iniciaron cantando “Patzún de mis recuerdos” (el himno del pueblo). Todos salieron a sus terrazas, gritando ¡Viva Patzún! y quemando luces de colores, como si fuera Navidad. Indudablemente, en la psicología social, es difícil entender lo que pasaba, dando una sensación de que “estamos jodidos, pero con fuerza para salir adelante”, esto se complementó con publicaciones de apoyo en las redes sociales.
Sin embargo, ¿de dónde vino el contagio?, es una pregunta que retumba en Patzún y que los comunitarios con rabia discuten. Por el concepto “comunitario” que se le ha dado, las personas no quieren y no aceptarán, independientemente del concepto epidemiológico, que sea un caso comunitario. Mientras tanto, la policía y los soldados cerraron las entradas y no dejaron entrar ni salir a ningún patzunero: el Cordón Sanitario estaba establecido.
Para que se pueda entender mejor el contexto de lo que les comparto, les contaré que Patzún es una comunidad mayoritariamente Kaqchikel, enclavado a 84 kilómetros de la capital, con alrededor de 58,000 habitantes. Es una ciudad dormitorio que a pesar de que está a más de 80 kilómetros de la ciudad, miles de patzuneros forman parte de los trabajadores de la capital. Es muy fácil encontrar un patzunero en cualquier zona capitalina, desde personas que lavan carros, hasta directores de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, además del gran movimiento comercial que existe entre la capital y el municipio. Patzún, tiene comunicación hacia el exterior, además de nuestros migrantes, están las personas que tienen un trabajo temporal en Canadá, en España, otros tienen empresas en países de Centro América y algunos profesionales que viajan por formación y trabajo a diferentes partes del mundo. La economía patzunera se basa también en su producción agrícola. Es un productor importante de arveja china y brócoli, que se envía a Estados unidos y Europa, aunque en esta transacción comercial no todo llega al campesino, es una fuente grande de circulación millonaria de dólares, por la producción y por la compra de insumos relacionados con estos productos como insecticidas, abonos, pita, etc. Según una investigación realizada por una institución en el 2004, la cifra fue de más de 150 millones de quetzales al año.
En ese contexto podemos entender que el virus pudo entrar por algunas de las vías mencionadas; sin embargo, en Vigilancia Epidemiológica los rumores son una fuente para realizar una investigación. Y es que el rumor más fuerte en la comunidad y lo que circula en las redes sociales, es alrededor de que la primera persona contagiada, supuesto familiar del alcalde, fue a México a comprar víveres para distribuir en la comunidad y de allí vino el virus. Se ha manejado esto con hermetismo y la comunidad interpreta como una manera fácil de convertir el caso en algo comunitario, cuando a lo mejor se conoce la causa y se esté dando un manejo político. Una investigación epidemiológica y su comunicación objetiva a la comunidad, ayudaría al proceso. Por concepto un Cordón Sanitario tiene la función de cerrar las fronteras para no propagar más el contagio, y hacer que las personas no circulen para no propagar más el contagio adentro del municipio. En este caso se han cerrado los límites a los municipios aledaños con la presencia de militares.
El martes 7 de abril, en horas de toque de queda, con bombos y platillos, el gobernador y un diputado hicieron acto de presencia con un fuerte grupo de policías y una banda musical. Rompiendo protocolos de distanciamiento social, circularon en las calles dando ánimos a la población. Lógicamente en el encierro y escuchando “Patzún de mis recuerdos”, la población, principalmente los jóvenes con sus banderas en mano y llanto en los ojos gritaban ¡VIVA PATZUN!. Pero en el aire quedan muchas preguntas: se valoriza la presencia policial y la música para la salud mental, pero no sabemos qué está pasando. No vemos ni sentimos el interés real de la autoridad local ni la presencia de un Centro de Operaciones de Emergencia Local funcionando. Ni un plan de acción para el manejo de la crisis. Aisladamente se ve al Comité de Seguridad distribuyendo mascarilla, no se ve mucho personal de Salud haciendo acciones, tampoco se escucha mucha promoción de acciones. Posiblemente no los veamos porque estamos lejos de los que están en cuarentena.
Al comienzo muchas personas estaban en las calles, al cierre del mercado las personas empezaron a vender sus productos en las puertas de sus casas, creando muchas aglomeraciones. Pero este miércoles, muchas tiendas estaban cerradas y bastantes personas en sus casas, y en las redes se promociona mucho el “Quédate en casa”.
En la comunidad se hacen estas preguntas:
- Van 7 casos positivos ¿qué acciones concretas tomarán en el marco del Cordón Sanitario?
- ¿Las personas en la comunidad tienen miedo a lo que pasará con su salud?
- ¿Qué va a pasar con los agricultores y su producción agrícola?
- ¿Qué va a pasar con los migrantes que no están trabajando en Estados Unidos y no enviarán dólares?
- ¿Qué va a pasar con los que trabajan en Canadá?, ¿van a poder irse este año?
- ¿Qué va a pasar con los que trabajan en la capital, muchos de ellos según las redes sociales, ya les cancelaron sus contratos, porque no pudieron salir y porque son del área contaminada?
- ¿En las Tiendas en la comunidad, comienzan a agotarse los productos, esto implica que habrá escasez y dificultad a mediano plazo?
Con esta serie de preguntas muchos en Patzún transmiten su rabia porque la situación interna no se escucha fuera de la comunidad y hacen un gran esfuerzo por comunicarse con radios y programas a nivel nacional para dar su punto de vista. En mi caso personal me gustaría ver un plan de gestión de la crisis de una manera integral, y que esta tenga una comunicación fluída a la comunidad para no generar pánico. Desde lo de salud hasta las medidas de contención de lo económico y lo social, que esto se haga con participación de la comunidad, involucrando a los actores, con rectoría del ministerio de Salud y de la autoridad local y los entes a nivel central, un manejo adecuado del Cordón Sanitario y de lo que vendrá después. Hemos tenido más tiempo para poder compartir en familia, dedicarles tiempo a la limpieza del patio, el jardín, a ver las estrellas y a conocer la solidaridad de muchas personas. Cada uno ha recibido llamadas y mensajes de muchos lugares, así como de amigos olvidados de muchos años. Ayer, alguien regaló un pickup lleno de tomates, hoy una panadería regaló panes. Creo que se podría hacer más, pero por el hermetismo no conocemos quienes están en cuarentena para poder ayudarlos.
Los comunitarios por iniciativa propia han armado sus escuadrones de limpieza y están saneando sus cuadras, han circulado varias campañas en las redes sociales de apoyo comunitario y de información. En Patzún, nuestra lógica es comunitaria y con costumbres propias y esto nos ha cambiado la vida. Hace dos semanas enterré a mi padre; en las comunidades normalmente llegan a los entierros mil personas. Se hizo un entierro con 10 personas. Fue desolador, porque no había gentes en las calles, ni en el entierro. Al comienzo las personas empezaron a pedir comida a domicilio, sin embargo, las motos ya no circulan ni se escuchan ahora como los primeros días. Hemos sobrevivido al terremoto, al conflicto interno. El municipio tiene mucha fe en el Patrono San Bernardino, y seguramente saldremos de esta. Nos estamos adaptando al teletrabajo y al encierro, aulas virtuales, consultas medicas virtuales, etc., los niños con sus deberes en casa, los adultos a trabajar en el campo y regresar temprano. Tenemos retos al regresar a nuestras raíces: no depender de cosas chatarras, todos poseemos maíz y frijol para el encierro, fortalecer nuestra organización comunitaria y hacer uso de nuestra ciudadanía. Los profesionales tenemos mucho que aportar debido al poco liderazgo de la autoridad local y a su histórica manera de hacer política tradicional ya que su interés no ha sido la comunidad. Nos esperan tiempos difíciles, batallar con la escasez, la estigmatización, la incertidumbre y la ansiedad. Para algunos será difícil en época de ley seca, y la falta de presencia real del Estado en Patzún. Lo haremos en familia, y con panes, shecas y nuestro frijol blanco y pescado seco (para los que lo pudieron comprar) tradicional para esta época, pregonando el “Quédate en casa”, y esperando que esta pesadilla pase.
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