Serie de entregas escritas y audiovisuales del trovador y antropólogo guatemalteco Fernando López
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El oficio de trovador me condujo a incorporar y combinar la creación y producción musical, junto a la formación etnológica y antropológica; al estudio y experimentación de las formas musicales propias de Guatemala junto a otros géneros universales, para explorar y recrear acontecimientos de la historia reciente[1]. Como antropólogo vinculado a procesos de recuperación de la memoria histórica, la defensa de los Derechos Humanos y la Justicia transicional en Guatemala, mediante la canción alternativa, busco contribuir a la construcción de la antropología poética, como una nueva práctica etnográfica en el país, para dar cuenta de acontecimientos colectivos y particulares de la memoria reciente.[2].
Una de las formas recurrentes que nutren desde sus inicios este arte que propongo, es la composición de canciones basadas en poemas, que mueven emociones profundas en mi búsqueda de expresividad, para dar cuenta de mi paso como ser sonoro, político y social. Es musicalizar aquellas emociones que hago mías, desde la voz de otros poetas que refuerzan mi identidad humana. Como bien apunta Fernando Pessoa «la poesía es la emoción rítmica del pensamiento, así como la música es esa misma emoción, más directa, sin intermediación de la idea. Musicalizar un poema es acentuarle la emoción, reforzándole el ritmo»[3]
Este cultivar mi búsqueda mágica de acentuación de ideas, emociones y ritmos, da cuenta ya de registros diversos de musicalizaciones a los poetas guatemaltecos Roberto Obregón Morales, Otto René Castillo, Luis de Lión, Roberto Monzón, Miguel Ángel Asturias, Oscar Arturo Palencia, Marco Aurelio Alveño, Víctor Villagrán Amaya, Francisco Morales Santos, entre otros; poetas centroamericanos como Roque Dalton y Virginia Gruter, Otoniel Guevara, y de los poetas rumanos Geo Bogza y Verónica Porumbaco, a partir de traducciones del poeta chileno Pablo Neruda.
Me permito compartir ahora este trabajo para un poema de Francisco Morales Santos, maestro poeta, amigo y hermano, a quien he tenido la dicha abrazar personalmente en innumerables ocasiones y quien escribiera el texto de presentación para mi primer disco «Causa de ternura» en homenaje a Otto René Castillo, disco me que me valió para ser invitado por la familia del poeta, a participar en el recital musical durante el acto de perdón del Estado guatemalteco por la desaparición y ejecución del poeta Otto René Castillo, Nora Paiz y 13 campesinos del oriente del país.
«Mi gusto por las rosas» (Francisco Morales Santos / Fernando López)
Isabel Ruiz y Francisco Morales Santos son dos nombres fundamentales en mi trayectoria de trovador. Me brindaron desde siempre su inmensa solidaridad y una amistad basada en la convicción del aporte fundamental del arte para defender y honrar la vida.
Agradeciendo el gesto inmenso de Francisco Morales Santos de prodigarme algunos de sus poemas para que habiten mi melodía, lanzo eesta canción que compuse basada en el poema del mismo nombre: «Mi gusto por las rosas», a la extraordinaria pintora, dibujante, muralista y artista del grabado, Isabel Ruiz -in memoriam- Sea también mi homenaje musical al extraordinario poeta FRANCISCO MORALES SANTOS, Premio Nacional de Literatura (1998) y Emeritissimum por la Universidad de San Carlos (2009).
Esta canción forma parte del disco «Historias de pandemia» en el que laboro actualmente durante este tiempo de confinamiento mundial. Una producción de POIESIS S.A. Grabada en AMARALÍ.IE Studio en Irlanda. Mezcla y máster final en Grabaciones JAIRE de Guatemala por Rafael Lau.
«MI GUSTO POR LAS ROSAS»
[1]. «No me cabe ninguna duda del poder de la palabra y la armonía del cantautor nacional Fernando López. Me parece que es un referente para América Central de la poesía hecha canción y de transmitir mediante sus temas fragmentos de la historia de Guatemala y de la infamia. Lo que ocurre es que la voz y la guitarra de Fernando López están dotadas de un elemento que les hace falta a muchos de los cantautores: el poder de la denuncia social. Mas, es una denuncia que no linda con el panfleto o la simple (y claro, valedera) cólera. El mensaje que transmite es artístico y apegado al canon de la canción y de la poesía. Es decir, sus historias cantadas son un todo, un universo en el que el público encuentra un referente social, pero, a la vez, un placer estético en su performance. Su oficio de antropólogo y sus estudios de etnología ayudan, pero también su capacidad de visualizar los contrastes sociales, de percibir las desigualdades, que todavía son muchas, y de encontrar la palabra precisa para señalar genocidios, impunidades y corrupciones.» Méndez, Francisco. «La voz de un músico poeta» https://dca.gob.gt/noticias-guatemala-diario-centro-america/la-voz-de-un-musico-poeta/
[2].»…no es antropología convencional ni literatura en sentido estricto, sino una modalidad nueva y distinta de explorar ciertas dimensiones de los seres humanos y su cultura desde la experiencia del observador, que al entrar a formar parte del objeto estudiado subjetiviza y literaturiza la narración etnográfica mediante la asunción de diversos procedimientos y formas de discurso narrativos o poéticos. Carrasco M, Iván. «La antropología poética como mutación disciplinaria.» https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0071-17132003003800001#z
[3]. Os mensageiros» Antología de Fernando Pessoa. p. 8. Editorial SevenMuses MusicBooks ltda. Portugal, 2012.
Edición Factor 4