Víctor M. Ruano P.
Diócesis de Jutiapa
Jutiapa, 15 de octubre, 2020
Introducción
En la vida de Jesús se cuenta un hecho que inspira el título del presente artículo, que me permite a la vez, cuestionar lo que está pasando actualmente en el país con la llamada “Alianza Criminal” o “Pacto de Corruptos”, que tienen crucificado al pueblo guatemalteco, como lo que pretendían aquellas facciones en contra del Maestro de Nazaret y sus seguidores, quienes lo lograron, como ya sabemos, mientras que la “alianza criminal” guatemalteca lo van logrando en cámara lenta, sin que la ciudadanía tenga el músculo para reaccionar rebelándose pacífica y dignamente ante un Estado cooptado por poderes ocultos extremadamente peligrosos donde se entrelazan, como una metástasis cancerígena, un sistema económico generador de desigualdad, una clase política perversa, un sistema de justicia inicuo, junto a grupos criminales que trafican personas, armas y droga.
La cuestión del tributo al Imperio
Entre Jesús y las élites de aquella sociedad se generó una tensión de altísimo nivel, que se hizo más evidente, al aliarse los fariseos con los secuaces de Herodes para atacarlo en un tema muy espinoso, como lo fue el pago de tributos al imperio romano. (Lucas 22, 15-22)
Jesús estaba en la ciudad de Jerusalén, centro del poder religioso-económico-político, y con sus planteamientos lanzados desde el templo cuestionaba abiertamente a las élites, quienes, al no poder estar a la altura de sus cuestionamientos y enseñanzas, ponen en marcha una estrategia con el fin de desacreditarlo ante el pueblo y exponerlo a los vejámenes de quienes detentan el poder.
Por eso, el problema sobre el pago de impuestos que le plantean los fariseos, representantes del sector religioso más conservador, en contubernio con el sector político-militar representado en el régimen opresor y asesino de Herodes, es un planteamiento que lleva veneno, “mal intencionado”, intentan “enredarlo”; manipulan a la gente y pretenden que los gestores del poder establecido vayan contra Él.
Jesús al darse cuenta de esa “mala intención”, muy perversa, por cierto, los desafía e interpela abiertamente y sin miedo, les dice: “Por qué me tientan, ¡hipócritas!”.
El modo irónico y sarcástico con que le hablan deja al descubierto la astucia de los representantes de ambas facciones. Le llaman “Maestro” pero no siguen ni asimilan sus enseñanzas que han venido abriendo un horizonte nuevo y transformador para aquella sociedad; reconocen que es “sincero”, pero no creen en él, ni en su propuesta de vida, más bien la rebaten y rechazan; le dicen que es “fiel a los caminos de Dios”, pero no siguen esos caminos a pesar de ser conocedores de la ley y los profetas; también reconocen que no se “arredra”, no se deja intimidar de nadie ni se deja manipular ni comprar por ninguno, pero aun así están armando un complot en su contra; reconocen que es “imparcial”, objetivo y veraz en lo que hace y dice, pero lo quieren matar a como dé lugar.
No obstante, el discurso falaz, tramposo, embaucador e hipócrita con que lo abordan, describe la actitud de Jesús cuando se trata de interpelar al poder político y económico vigente; al mismo tiempo, refleja su audacia para enfrentar la estrategia de aquella “alianza criminal” que lo persigue.
Sometidos a los caprichos de una “alianza criminal”
También el pueblo guatemalteco vive, hoy por hoy, sometido a los caprichos de una “alianza criminal” desde las mismas elites económico-políticas que se imponen en función de sus intereses, totalmente opuestos a las legítimas demandas de la ciudadanía.
Uno de los legados más nefastos que dejó el gobierno de Jimmy Morales fue la consolidación de esa “alianza criminal”, que hoy se ve más fortalecida en el gobierno actual que, por ejemplo, se propone como objetivo de Estado capturar a un viejo exguerrillero, pero no hace lo mismo con el centenar de corruptos prófugos de la justicia descubiertos por el trabajo de la CICIG y de la gestión anterior del MP.
Considero que la actitud de Jesús que se desprende del mismo discurso de esa “alianza criminal” que conspira contra él, tendría que inspirar la lucha del guatemalteco para enfrentar la “alianza criminal” que hoy nos domina, cuyo centro de operaciones está en el Congreso. Somos un país dividido por las élites en la salvaguarda de sus intereses, por eso la construcción de la unidad entre los pueblos que conviven en el mismo territorio es fundamental para construir un país libre de las mafias incrustadas en Estado.
Esta “alianza criminal” tiene sus “fariseos”, es decir, sus expertos en leyes al servicio de los corruptos desde la Corte Suprema de Justicia impuestas por las mismas élites mafiosas; tiene también sus “herodianos” aliados del imperio que permiten a las fuerzas del departamento Home Land Security, de los Estados Unidos, perseguir y capturar a hermanos migrantes hondureños en territorio guatemalteco, entre otros hechos, donde mandan al carajo la soberanía que estos corruptos manejan, pero que no es la verdadera.
Hoy, estos mismos no quieren elegir nuevas Cortes, porque les interesa mantener vigentes a los actuales magistrados que los consideran sus aliados en el esfuerzo por rescatar y afianzar los criterios de impunidad y corrupción que históricamente les ha beneficiado a ellos y a las élites de este país, a cuyo servicio han puesto el Estado por más de tres décadas.
Tanto “fariseos” como “herodianos” defienden el orden establecido que garantiza la conservación de sus privilegios, por eso les interesa mantener viva la confrontación entre los guatemaltecos, como lo vimos durante el conflicto armado interno, en el único caso por genocidio que logró llegar a sentencia legitima por la masacre de ixiles donde Efraím Ríos Montt fue condenado, y más recientemente, en la expulsión de la Cicig y la persecución a Thelma Aldana orquestada por el gobierno de Jimmy Morales y sus secuaces.
La mayoría de los medios de comunicación social se prestan a esta estrategia de los “fariseos” y “herodianos” que sirven a las elites de este país y les interesa mantener un orden establecido carcomido por la corrupción y la impunidad. Sin embargo, existen pocos, pero muy buenos, medios de comunicación social sobre todo digitales independientes, críticos del sistema dominante, con espíritu investigativo que se ponen del lado de la ciudadanía, asumen las causas legitimas de la población y mantienen viva la voz de la denuncia y de la propuesta.
Los corruptos son los responsables del abandono y miseria en que vive el pueblo y se resisten a forjar una sociedad fraterna, solidaria e igualitaria.
Conclusión
Jesús al enfrentar a aquella “alianza criminal” de fariseos y herodianos no pretendía dividir el mundo en dos reinos, el de Dios y el del imperio, poniéndolos en un mismo nivel de igualdad; tampoco buscó establecer dos órdenes separados, uno humano y otro divino alejado de las realidades temporales.
El Estado no tiene un valor absoluto sino relativo, esto es en función del ciudadano propiciando “el buen vivir” de todos. Por eso, cuando no cumple su finalidad, o peor todavía, cuando es cooptado por criminales, como sucede en nuestro país, debe ser denunciado, porque perdió toda legitimidad y, el ciudadano, debe exigir de modo directo y contundente la puesta en marcha de una estrategia colectiva que impulse su transformación y no descansar hasta que sea vea libre de la “alianza criminal” de “fariseos y herodianos”, para que, finalmente, la mayor gloria de Dios, en una nación tan cristiana como la nuestra, sea que el pobre viva dignamente.