En la comunidad de Santa Ana Candelaria, ubicada en Senahú, Alta Verapaz, decenas de familias q’eqchi’ luchan por algo más que la tierra. La defensa de sus derechos ancestrales, su hogar, y su identidad se han convertido en una batalla diaria frente a amenazas de desalojo, estafas y la incertidumbre legal. Para las y los comunitarios, la tierra es mucho más que un recurso: es historia, cultura y vida.
Autor: Rony Morales Tot . Corrección de estilo y edición de texto: Daniela Sánchez Lemus.
La lucha por la tierra
Al llegar a la comunidad, es fácil sentir el peso del tiempo y la resistencia en el ambiente. Las viejas instalaciones de la antigua finca Candelaria, que una vez fue el centro de la producción de café y cardamomo, ahora muestran signos del deterioro. Las paredes de adobe de la casa patronal, antaño símbolo del poder terrateniente, se están desmoronando. Este edificio de dos niveles, con techos y pisos de madera de caoba, es un testimonio del pasado colonial que aún continúa afectando a quienes habitan la comunidad.
Antigua Casa Patronal. Comunidad Candelaria. Senahú. Alta Verapaz. Fotografías: Rony Morales
La historia de estas familias campesinas es la de una resistencia que data de generaciones. La mayoría de las y los actuales residentes crecieron escuchando a sus padres y abuelos hablar de cómo trabajaban como mozos colonos en estas tierras bajo el control de extranjeros. Según relatan, tras la partida de los primeros dueños, surgieron varios supuestos propietarios que, con documentos firmados por antiguos administradores, intentaron apoderarse de las tierras. Esto ha generado una situación de constante zozobra e incertidumbre para las personas campesinas del lugar.
Desde 2005, cuando un administrador de la finca, Domingo Mo, les informó que las tierras estaban a la venta, las familias decidieron organizarse. Iniciaron una lucha por la legalización de sus tierras, conscientes de que habían sido sus habitantes y guardianes durante años. Aunque pagaban un arrendamiento simbólico de Q15.00 por cuerda, este precio no garantizaba ningún derecho sobre el territorio.
Amenazas y violencia
A pesar de sus esfuerzos por lograr una solución pacífica y legal, la comunidad ha sido víctima de acosos y amenazas. Desde enero de 2021, la situación se ha vuelto más crítica. La familia Echeverría, que asegura tener derechos sobre la tierra, denunció a las familias q’eqchi’ ante el Ministerio Público.
Según la Unión Verapacense de Organizaciones Campesinas (UVOC), las 40 familias que habitan la finca enfrentan constantes intentos de desalojo, estafas y actos de intimidación, vulnerando su derecho a la tierra, vivienda digna, alimentación y seguridad.
Habitantes de la Comunidad Candelaria. Senahú. Alta Verapaz. Fotografías: Rony Morales
Uno de los momentos más tensos ocurrió el 24 de abril de 2021, cuando Fabricio Hidalgo Echeverría, junto a un grupo armado y con el aparente respaldo de la Policía Nacional Civil (PNC), se presentó en la finca. Según testimonios de la población, los hombres llegaron en vehículos sin placas y amenazaron con destruir las casas de block que los campesinos habían construido, advirtiendo de un posible desalojo masivo.
La biodiversidad y el futuro de la comunidad
Más allá del conflicto, la comunidad de Santa Ana Candelaria es un lugar de rica biodiversidad. Sus bosques albergan especies de madera valiosa como la caoba y el cedro, y su fauna incluye cabros, venados, tigrillos y cotuzas, entre otros. Sin embargo, esta riqueza natural corre el riesgo de perderse si las familias son desalojadas.
Apoyo y resistencia
La UVOC ha acompañado el proceso de las familias desde que se intensificaron los problemas legales y sociales en 2021. Las familias campesinas, que durante décadas han resistido a los embates del despojo, buscan una solución que les permita vivir con dignidad en las tierras que consideran suyas por derecho ancestral. Sin embargo, la sombra del desalojo sigue presente, avivada por mensajes en la radio local que incitan a los pobladores a abandonar las tierras bajo amenazas de violencia y destrucción.
Mientras las autoridades no ofrezcan una solución definitiva, las familias q’eqchi’ de Santa Ana Candelaria seguirán defendiendo su territorio, como lo han hecho por generaciones. Esta es una historia de lucha, pero también de esperanza: una comunidad que, a pesar de todo, sigue soñando con un futuro en el que pueda vivir sin temor al desalojo.