Fernando Us, el guía espiritual maya que abraza su diversidad

Por Pilar Salazar

Edición: María Eugenia Ludueña, Ana Fornaro

Edición Guatemala: Factor 4

Fernando encontró sentido y pertenencia en las prácticas ancestrales de su pueblo, donde se ordenó como sacerdote. En esta entrevista cuenta cómo fue hacer ese camino siendo una personas de la diversidad sexual.

Fernando Us es un guía espiritual Maya K’iché de 43 años. Nació en la aldea Macalajau en Uspantán Quiché, en el altiplano occidental, a unos 300 kilómetros de la capital guatemalteca. Es disidente sexual, hijo de Natalia Álvarez y Reyes Us.

En los ‘70, su padre, un catequista y líder comunitario, integró el Comité de Unidad Campesina (CUC), una organización que buscaba mejorar las condiciones de trabajo en el campo y el acceso a la tierra. Durante el conflicto armado interno fue asesinado por fuerzas militares guatemaltecas y hace un par de años fue reconocido por el Vaticano como Beato junto a otros campesinos del Quiché y un sacerdote español.

Fernando fue católico hasta los 20 años y en su «crisis de la sexualidad», como le llama, tomó la decisión de no seguir siéndolo. El catolicismo guatemalteco conserva algunas raíces indígenas y fue en su búsqueda espiritual que Fernando encontró sentido y pertenencia en las prácticas ancestrales, donde se ordenó como Ajq’ij (sacerdote maya).

Nos recibe para la entrevista, en La Asociación de Sacerdotes Mayas , fundada en las afueras de la ciudad capital en 1944. La Asociación cuenta actualmente con más de 50 guías espirituales entre K’iche’s, Q’eqchi’ y Mam. 

Desde su aspecto, ya rompe estereotipos de género – cabello largo, uñas de las manos decoradas con esmalte azul-. Nos contó su lucha por retomar su camino como guía espiritual disidente en un contexto social conservador pero marcado por el sincretismo.

En la época de las misiones colonizadoras, se impuso la infraestructura de las iglesias católicas en los lugares sagrados originarios. Muchas de las ceremonias y las celebraciones católicas tienen su correspondencia indígena, en fechas especiales o rituales significativos de los pueblos mayas.

Por ejemplo, la Semana Santa coincide con el tiempo de meditación llamado Wayeb en la cosmovisión maya. Es una semana de paso entre año entre año que termina y un año nuevo maya. Desde la perspectiva filosófica maya, ese periodo es «un tiempo no tiempo» porque no hay guardianes. Los abuelos y abuelas se van a concejo, y se aconseja no salir durante esos días, sólo meditar, porque las y los encargados de cuidar los nawales, están ocupados. 

Fernando Us prepara las ofrendas para la ceremonia

En nuestra asociación hay una especie de combinación de sincretismo,  aunque la palabra no me gusta. Nuestro templo tiene al abuelo San Simón, una deidad, un santo reconocido por “los paganos”, como llama la iglesia católica a les excluides. 

El abuelo San Simón recibe y atiende sin discriminación o al menos es la idea de Fernando. «Recibes las peticiones de trabajadoras sexuales, algunas veces mareros (pandilleros), la gente en contexto de calle y de la diversidad sexual. Para nosotros es el abuelo «Mam Ximon, el abuelo» »

«Los que estamos aquí nos hemos formado en la espiritualidad maya, con el calendario, la numerología propia de nuestro pueblo. Con esos recursos atendemos la consulta a la gente. No es una adivinanza. Hay dones para interpretar señales corporales, imágenes. Nuestro aprendizaje con nuestro oráculo, nuestro tzité (frijol rojo), nuestra vara, lo que nos enseña a contar la energía del día«, comienza a contar Fernando. 

¿Cuánto tiempo llevas siendo guía espiritual?

Soy guía espiritual hace diez años. Mi primera formación comenzó en San Juan Comalapa, a 52 kilómetros de la capital. Duró 9 meses y recibí mi vara. La vara o bastón es el objeto de las y los Ajq’ij. Es el núcleo del don o poder del ajq’ij o guía espiritual. Es quien lo protege, su nawal. Me gradué en Iximché, un sitio arqueológico precolombino. Pero no asumí ni ejercí. Cuando quise ejercer tuve muchas dificultades. Hasta que conocí a un guía de la diversidad sexual por Facebook gracias a una celebración de una cofradía en Santiago Sacatepéquez. Yo tenía 35 años y él tenía 24 años. Me sentí conectado con él aunque yo quería que esta segunda parte de mi formación fuera con una mujer. Él me formó y me dijo: «Si usted quiere ejercer ahora tiene que volver a hacer el proceso». Y tuve que volver a hacer el proceso de nueve meses. 

Tuve dos celebraciones, una con los hombres y otra con las mujeres.

Cuando entré aquí a la Asociación de Sacerdotes Mayas no fue un tema que discutieramos. Me hicieron preguntas, sobre los nawales y lo de los frijoles rojos. Luego se fueron a consultarse entre sí, volvieron y me aceptaron. El tema de la sexualidad no fue un tema y no ha sido un tema. Hay bromas y lo veo más en los hombres porque no saben cómo tratarme. A veces entre broma y broma me dicen «Nana». La primera celebración que tuve aquí de las mujeres guías espirituales me dijeron que participara con ellas. Que ese lo organizamos las mujeres. Lo relacionado con la comida, las flores, el material ceremonial donde están invitados los demás pero lo organizamos las mujeres, ya tuve dos celebraciones. 

¿Ha habido alguna situación de violencia o bullying por temas de sexualidad al pertenecer a una comunidad de guías espirituales?

No tenemos casos de acoso sexual o violencia de género. La junta directiva está integrada por dos hombres y dos mujeres, hay variedad sin haberlo negociado, los demás somos miembros activos y parte de la asamblea. Tenemos un Kamal BE; es el que dirige nuestro trabajo espiritual en al Asociación. Es el abre caminos, lleva nuestro camino. Tata Chepe es esa persona mayor, es maya kiché de San Pedro Jocopilas, y guía nuestro trabajo espiritual. Luego tenemos un presidente que dirige en buena parte el trabajo administrativo.

El altar de Fernando Us

Pedimos permiso a  Fernando para tomar unas fotografías durante la celebración de una ceremonia. La Asociación es un espacio que cuenta con varios espacios que funcionan como consultorios y donde guías reciben a las personas. Enfrente  de cada uno hay un espacio pequeño con una especie de chimenea dividida en dos. En el lado derecho se coloca material ceremonial para agradecer y en el lado izquierdo se ofrenda para limpiar las energías. Fernando se coloca su pañuelo ceremonial color rojo mientras nos explica la energía del día. Es un día Toj Ajmac, para que los guías ofrenden.

¿Qué significa estar en un día Toj Ajmac?

Toj es pagar y traducido se ha dicho agradecer. Pero en nuestra espiritualidad uno paga por lo que quiere y paga por lo que ya recibió. Un católico me decía el otro día «ustedes como que siempre están en deuda». Pues algo así. Toj bal es lo más parecido al Karma. Es como que estás arrastrando una deuda. A veces nos sale en la consulta un Toj a la persona y le decimos que eso no es suyo, es de su linaje. Tenemos que pagar para ser liberados, para detener una enfermedad, para ya no sufrir.

Pagar para seguir comiendo es más o menos la lógica de nuestra espiritualidad. Y el Ajmac inicialmente fue llamado secreto. Todo tiene un secreto y no es que se guarde un secreto propiamente, sino que, toda energía es sagrada y tiene una forma de ser tratado.. Por ejemplo: El agua del río no se puede molestar. No se puede estarle tirando piedras o saltar. Brincar en el río molesta al agua y eso es un secreto. Porque si no después te van a asustar, es nuestra creencia que así va ocurrir.  

Las personas consultantes vienen con varios problemas e intentamos apoyar desde el lado espiritual. La sexualidad no está desconectada de lo sexual, son energías que deben atenderse.

¿Qué significa el fuego para ti como guía espiritual?

El fuego es la manera en que me comunico con los abuelos, con los nawales y el espíritu de las personas, en mucho de los casos invoco al espíritu del nawal de la persona, su cajaleb que traducido es su cargador, lo que le sostiene. No solo me sostiene mi cuerpo sino mi nawal, mi linaje. Cuando una persona viene con dificultades le propongo llamar a su espíritu, a su nawal que es quien le va acompañar en esas dificultades de la vida y eso es partir fuego, la respuesta que podamos encontrar o dialogo para mi es posible hacerlo a través del fuego y está relacionado con el Toj que su representación gráfica es una llama.

 – ¿Cómo es ser disidente sexual siendo parte de una comunidad maya? Hay casos de compañeras trans en los Departamentos del país que han contado el tema de violencia desde adentro de las comunidades y autoridades mayas. ¿Qué pensás sobre esto? ¿Te ha tocado vivirla?  

Yo creo que la religión es un sistema de transmisión de valores y sometimiento, hemos estado bajo una tradición cristiana por muchos años y no estamos fuera de esas relaciones de violencia. La hay donde hay  mayor influencia evangélica, en comunidades indígenas porque se somete el cuerpo de las mujeres, y las disidencias sexuales pues están criminalizadas o por lo menos demeritadas. En mi caso yo tuve diálogos en ese proceso de asumir mi sexualidad, de conflicto, yo sabía que era gay, me hacía el loco y pensaba que algún día voy a despertar voy a tener hijos y todo está resuelto pero eso no fue así.

Cuando empecé a buscar orientación visitando primero lo que tenía más cercano, curas, monjas no encontré ninguna respuesta. Me acuerdo que mi mamá escuchaba a un reconocido sacerdote católico en su programación de radio. Lo fui a buscar y me dijo que todo lo que le había pasado a mi papá durante la guerra y a mi familia era por cosas malas que hacíamos, incluyéndome a mí (referente a la sexualidad). Yo tenía 17 años y lejos de darme tranquilidad empecé a convulsionarme más porque vivía una historia que no quería tener. No quería ser homosexual. Me sentía pecador, sucio, no era algo que podía compartir con mi familia, no era algo que podía mostrar pero eso era yo. 

Cuando empiezo a hablar con los primeros guías me dijeron más o menos lo mismo, «Cuando naciste la luna no estaba bien colocada», «tu mama tal vez ingirió más de un alimento que otro» o «Tal vez karma lo que estás pasando». Tuve la dicha de conocer a mi maestro José Telón quien consciente de este aspecto de mi vida me tomó como su alumno y me orientó y aceptó formarme.

Mi segundo maestro Anibal Culajay con quien retomé el camino de guía espiritual acepta abiertamente mi orientación sexual y ha sido un gran maestro para la atención de las personas.

¿En este momento cómo nombras tu identidad sexual?

Yo te diría que la primera identidad que asumí en un país tan racializado que tenemos, una puede no darse cuenta de lo que es aunque lo vea, aunque tu lo mires puedes pensar que no sos eso. En el proceso de los acuerdos de Paz en el 1996 en el ingreso de la Misión de Paz en Guatemala y el debate del Informe de la Verdad. Se empieza a pedir los testimonios de los sobrevivientes del conflicto armado interno, mi mamá fue de las primeras que fue a dar su testimonio, primero a la Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI, de la Iglesia Católica) y después a la Comisión de la Verdad. Allí recibí una sacudida grande al darme cuenta de qué lado de la historia habíamos estado nosotros.

Mi familia fue afectada por el conflicto y empecé a encontrar una relación y lo primero que yo reivindiqué es ser indígena aunque yo ya tenía los conflictos de la identidad sexual y después llegó la reivindicación sexual. Y sí, hubo una etapa fuerte donde yo me reivindiqué con mucha potencia ser de la diversidad sexual Hoy siento que ya todos estos pedazos que hacen parte de mi vida van encontrando su lugar en mí.

Me reconozco como disidente sexual aunque sé que la disidencia puede generar una energía de resistencia, de incomodidad de los propios acrónimos (LGBT) que nos dan tantas limitaciones, muy estáticos, muy rígidos.

Lo primero que yo reivindiqué es ser indígena.

¿No crees que el término puede ser muy binario también?

Puede serlo y lo he pensado pero en el trabajo espiritual yo utilizo el mundo binario, hay energía femenina y masculina. Me sigue sirviendo, hay nawales que son femeninos.

¿Qué mensaje le darías a les jóvenes que están en búsquedas de su espiritualidad?

Creo que en primer lugar decir no solo a las juventudes sino a la gente que es necesario verse, asumirse, reconocerse. La espiritualidad es una dimensión que no necesariamente toda la gente lo comparte y acepte. Yo como Fernando Us digo que somos seres espirituales y tenemos una profunda dimensión espiritual que en algún momento se vuelve nuestro único recurso para refugiarnos, resguardarnos pero ojala, las, les jóvenes puedan buscar la espiritualidad como una afirmación. Que puedan buscarla como una reafirmación de su identidad, de su cultura, como reafirmación de su cosmovisión y no como un resguardo de la violencia y de la muerte.

El ejercicio de la espiritualidad ha conllevado a la persecución y aun en la actualidad parte de la persecución va dirigida a los guías espirituales que defienden el territorio y los recursos. Por ello para mí la espiritualidad también es un ejercicio político.

Llamarle religión para mi es complicado por los antecedentes que hemos pasado, como el control espiritual, control moral, y la sanción que hay para las diversidades sexuales; pues animar a la juventudes a asumirse y abrazar la espiritualidad es una posibilidad para asumir quienes son, para que utilicen ese recurso.

Publicación original: https://agenciapresentes.org/


Pilar Salazar es una comunicadora, periodista freelance y activista desde las letras (participante del Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos LASA en 2018 y 2019). Trabaja como corresponsal en Guatemala para el medio digital Agencia Presentes con sede en Argentina.

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