Una imagen casual de un grupo de amigos en un juego de fútbol, que el ex arquero de la Selección Nacional, Edgar Estrada, publicó en redes sociales mientras fungía como Comisionado del Deporte, retrataba a parte de la camarilla que, bajo las órdenes de Miguel Martínez, llevó a cabo una campaña de cooptación de las instituciones del deporte. A partir de esa foto Factor 4 pudo constatar que el apetito que despiertan los presupuestos y nóminas del deporte no solo causó la sanción del Comité Olímpico, sino que está en la raíz de las precariedades que en Guatemala enfrentan atletas de alta competencia.
Un reportaje a profundidad de Factor 4, gracias al apoyo del Consorcio para Apoyar el Periodismo Regional en América Latina (CAPIR), que lidera el Institute for War and Peace Reporting (IWPR)
Por Manuel Chocano y Daniela Sánchez Lemus
¡Atención Centroamérica, atención hermanos guatemaltecos! ¡Luis Grijalva, cuarto del mundo!, se exaltaron los locutores de Tigo Sports Costa Rica, que el 27 de agosto de 2023 narraban la final de los 5.000 metros planos del Campeonato Mundial de Atletismo en Budapest.
La buena nueva, llegada desde la capital húngara, se sintió en Guatemala como una fuente legítima de orgullo nacional. Un chapín volvía a figurar en la élite del atletismo mundial. Pero pronto se revelaría un detalle que matizó ese sentimiento: en las entrevistas que daba a los medios, Grijalva hablaba un español apenas entendible.
Llegó a Estados Unidos cuando apenas era un bebé, junto a sus padres guatemaltecos, todos indocumentados. Es, pues, uno de los cientos de miles de dreamers a quienes en Estados Unidos se protege de la deportación con la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), que la administración de Barack Obama instituyó en 2012. Hasta hace unos pocos meses, cuando visitó Guatemala por primera vez como adulto, solo conocía el país de oídas: “Es la primera vez que vengo desde hace 23 años”, admitía en una entrevista de ISI Deportes, en marzo del presente año, a su llegada al aeropuerto internacional La Aurora.
Toda la formación deportiva de Grijalva se ha cumplido en California. Así como hasta hace poco no pisaba tierra guatemalteca, jamás ha competido en una pista del país. Pero su caso ya no es una rareza en el deporte nacional. Otro ejemplo: entre los convocados por Luis Fernando Tena, director técnico de la selección mayor de fútbol, figuran cinco jugadores nacidos en Estados Unidos. Se sabe que hay federaciones que pagan la labor de ojeadores para rastrear talentos juveniles que entrenan en ciudades de Norteamérica. La formación en casa está siendo relegada a un segundo plano.
No es la única anomalía registrada recientemente en el deporte de alta competencia. Durante los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile, también en 2023, los deportistas guatemaltecos conquistaron tres medallas de oro. Pero al momento de subir a la cima del podio, en sus respectivas ceremonias de entrega de preseas, a esos ganadores no les saludó ni el himno nacional por los parlantes, ni la bandera en lo más alto del mástil. Así quedó en evidencia que en vez de representantes de Guatemala, competían a nombre de un inédito Equipo de Atletas Independientes.
En general, se puede decir que si los deportistas guatemaltecos cosechan laureles no es gracias a sus dirigentes, olímpicos o federativos, sino a pesar de ellos. El fondista Grijalva o el medallista olímpico Erick Barrondo son cisnes negros dentro de un sistema que generalmente está al servicio de los de saco y corbata que, mientras piensan en las instituciones como su feudo, regatean el apoyo que el deporte de alta competencia exige.
Es una situación crónica, que se agudizó con la toma de las entidades deportivas que, con un trasfondo político, el recién finalizado gobierno de Alejandro Giammatei (2020-2024) llevó adelante.
A pesar de las circunstancias el equipo de atletas que representó a Guatemala en los Panamericanos en Chile 2023, lograron un total de 19 medallas.
A continuación, Factor 4 revela los entresijos de esa historia, en la que una fotografía reveladora sirvió como punta del hilo del que los reporteros tiraron para conocerla.
Una apropiación coordinada desde la más alta magistratura
“No quiero ser reconocido como un hijo de puta más en la historia de este país”, exclamó, con su estilo de gritos y socarronerías que haría habitual, Alejandro Giammattei en mayo del año 2019, durante un mitin de campaña en Retalhuleu, uno de los departamentos de la costa sur de Guatemala.
Hoy, ya concluido su cuatrienio presidencial, el público dispone de evidencias suficientes para suponer que Giammattei quizás no alcanzó ese propósito. Pero menos conocido es que el expresidente sí consiguió condicionar, y hasta cierto punto definir, la suerte que correría el deporte nacional en los años siguientes.
Giammattei llegó al poder con la intención de controlar las instituciones del Estado y, así, no solo obtener impunidad para sus propios desmanes y margen para eventualmente perpetuarse en el poder, sino también una fuente de ingresos que permitiría financiar el botín político que enseguida empezó a repartir entre los aliados con los que contaba su partido político, VAMOS, en el Congreso Nacional.
En ese cometido sería decisiva la ayuda de Miguel Martínez, sancionado desde diciembre de 2023 por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Hasta entonces desconocido para la opinión pública, Luis Miguel Martínez Morales, de 35 años de edad, también llamado por quienes le tratan como Miguelito o El Ingeniero, fue designado por Giammattei como director del Centro de Gobierno apenas empezó su mandato. Múltiples versiones permitieron saber luego que Martínez era la pareja sentimental del expresidente.
Valido de esas credenciales inusuales, Martínez no tardaría en controlar, a nombre de Giammattei, la Fiscalía General, la Corte de Constitucionalidad, ministerios, secretarías y comisiones de la presidencia. (Para conocer la versión del ex presidente, el 8 de mayo Factor 4 dejó una carta a su asistente en el Parlamento Centroamericano, solicitando una entrevista; al cierre de este reportaje, no se había recibido respuesta).
Muchas personas del círculo cercano de Martínez, que empezaron con un simple puesto dentro de su Centro de Gobierno, terminaron siendo ministros o secretarios de Estado. Se erigió en un poder detrás del poder.
Pero Miguel Martínez tenía un interés adicional: el deporte.
El deporte, que goza de cuantiosas subvenciones públicas, no solo podía proveer una fuente de ingresos adicionales a la caja chica de Giammattei, sino que también ofrecía algo valioso para las pretensiones de un político: una plataforma de proyección masiva y de conexión afectiva con el electorado.
Yo creo que Miguel Martínez debe haber tenido un interés básico en el fútbol, dijo el actual Viceministro del Deporte y la Recreación del Ministerio de Cultura y Deportes, Francisco Aguilar Chang, en entrevista con Factor 4. “El directivo de fútbol tiene una visión mediática mucho más importante que el ministro de cualquier cosa. (…) Él [Martínez] seguramente tenía algunos jugadores de fútbol a quienes admiraba y entonces fue creando eso alrededor de futbolistas”.
Eso, lo de Miguelito, como dice el ministro Aguilar, no era una mera atracción por el poder y el dinero. Tenía un componente emocional al mismo tiempo. Su afición por el fútbol se evidenciaba en numerosas fotos que publicó en redes sociales, en las que con frecuencia se le veía en diferentes estadios del mundo vistiendo la camiseta del Municipal, la divisa roja, uno de los clubes más importantes del fútbol guatemalteco.
Próximos a Martínez, que pidieron mantener sus identidades en reserva para hablar con los reporteros, cuentan que su verdadero sueño siempre fue el de poseer un club de fútbol, un sueño cumplido a medias, pues se convirtió en el dueño, si no del Municipal de sus amores, al menos sí del Club Universidad, un equipo señalado por figuras públicas de haber usurpado la identidad de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) y de su oncena.
Sus objetivos iniciales a conquistar no estaban en el fútbol, sin embargo. Apuntó a cooptar las dos máximas instituciones deportivas del país, la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG) y el Comité Olímpico Guatemalteco (COG), poniendo amigos y aliados en puestos clave dentro esas organizaciones, como una retribución por su apoyo político. Ambas instituciones recibían del Estado entre 200 y 300 millones de quetzales al año (un poco más de 38,6 millones de dólares).
Miguel Martínez consiguió utilizar a algunas figuras connotadas del fútbol como puntas de lanza en su campaña para someter al deporte.
Edgar Estrada y Jorge Rodas: De ídolos del fútbol a peones del poder
En Guatemala todavía se recuerda con emoción el juego de la Copa de Oro de 1998, disputado en Miami, Florida, Estados Unidos, en el que la selección nacional empató 1-1 con Brasil. Fue un logro inmenso. Para el momento, la oncena brasileña era el vigente Campeón del Mundo, un título que entonces ya había conseguido cuatro veces (añadiría un quinto campeonato en 2002). En su alineación para el partido se encontraban astros como Taffarel, Junior, Denilson, Mauro Silva y el legendario Romario.
Cuidando el arco guatemalteco ese día estaba el portero Edgar El Gato Estrada, quien en la jornada pasó a la historia junto a sus compañeros. Siempre en la posición de guardameta, Estrada ganaría varios títulos de la liga local con los equipos de Comunicaciones, Aurora y Municipal.
En la selección nacional, así como en el equipo de Comunicaciones durante cinco años, Estrada coincidió con otro jugador, Jorge Rodas, un destacado mediocampista de contención que militó en ligas extranjeras. En 1996 pasó a ser ficha del San Jose Clash. una franquicia hoy desaparecida del fútbol de Estados Unidos, lo que convirtió a Rodas en el primer guatemalteco contratado para la Major League Soccer (MLS).
Jorge Alexander Rodas Hurtarte y Edgar Eladio Estrada Solís no solo hicieron llave sobre la cancha. También coincidieron como analistas en un programa deportivo del sistema de cable TIGO, años más tarde.
Y aún después, formaron una yunta con la que Miguel Martínez buscó dominar el deporte.
Según una persona cercana a la pareja de Giammattei y Martínez, que para esta historia habló con Factor 4 con la condición de no ser identificada, gran parte de la campaña de cooptación fue gestionada por Miguelito, primero desde el Centro de Gobierno y luego, ya cerrado este último, desde el propio despacho presidencial.
Cuando se acercaban las elecciones, él comenzó a planificar cómo colocar sus piezas en el deporte. Para ello, necesitaba ex deportistas y periodistas deportivos que pudieran ayudarlo a alcanzar la CDAG, reveló la fuente anónima.
Por su parte, David Mauricio Illescas, actual diputado por el partido Semilla del presidente Bernardo Arévalo, miembro de la Comisión de Deportes 2024-2025 del Congreso de la República, explicó a Factor 4 que el esquema concebido por Miguel Martínez reclutaba a ex jugadores, a veces con la ilusión de legitimidad por haber sido futbolistas.
Según el parlamentario, quien asegura haber recibido denuncias del deporte en general (…) incluso de atletas que no reciben el apoyo que deberían y que han sido bloqueados, la escogencia de futbolistas exitosos y populares como operadores del plan de Martínez alimentó la impresión de que obedecía a una estrategia cuidadosamente diseñada, una imagen que, sin embargo, no se corresponde con la realidad: No creo que haya respondido a una estrategia gigantesca o que haya pensado muy bien qué hacer; simplemente [Martínez] fue viendo las oportunidades que le brindaba el deporte y se encontró con personas que tenían intereses comunes a los suyos, afirma Illescas.
La diputada Karina Paz, del partido VOS, quien ha denunciado públicamente el mal manejo de las instituciones del deporte federado en Guatemala, aseguró en entrevista con Factor 4 que esas instituciones siguen cooptadas y que en ellas se hacen patentes diversos actos de corrupción y de mala gestión, que van desde el acoso sexual hasta el dopaje y los amaños deportivos.
Aunque dice que no cuenta con pruebas materiales al respecto, Paz considera que sería fácil evidenciar una correlación entre el ex presidente Alejandro Giammattei y Miguel Martínez, por una parte, con la toma de control del Comité Olímpico Guatemalteco (COG), por la otra.
También en entrevista con Factor 4, Jennifer Paniagua, ex atleta de alto rendimiento en la disciplina de Natación Artística, quien ahora maneja un programa para recibir denuncias de corrupción de manera anónima, se dijo enterada de los señalamientos concernientes a la red de cooptación de Miguel Martínez.
Lo cierto fue que, tan temprano como el 7 de febrero de 2020, apenas un mes después de la asunción de Giammattei como presidente, Edgar Estrada quedó designado como Delegado del Presidente de la República ante el Consejo Nacional del Deporte, Educación Física y Recreación (Conader).
Desde ese cargo, Estrada estrechó su relación con Miguel Martínez. A menudo etiquetaba al Centro de Gobierno de Martínez en sus publicaciones en Facebook, a pesar de que el Conader no reportaba a ese ente dentro del organigrama del Poder Ejecutivo. Las publicaciones eran reflejo de una probable ansiedad de Estrada por evidenciar su lealtad o condescendencia ante la eminencia gris del gobierno de Giammatei. Pero hoy, en retrospectiva, pasan por confesiones involuntarias que brindan indicios de esa relación.
Por ejemplo, el 2 de noviembre de 2020, Estrada publicó en la red una fotografía tomada durante un partido de fútbol entre cuates. En ella aparecía el propio Estrada junto a Miguel El Ingeniero Martínez; el exministro de la defensa, Henry Reyes Chigua; Gerardo Chespi Villa, hijo del dueño de Municipal; y algunos diputados y funcionarios que más adelante formarían parte de las plantillas que asaltaron al COG y a la CDAG.
Factor 4 intentó, sin éxito, contactar a Edgar Estrada vía telefónica.
Una fuente anónima que trabajó de cerca con Martínez, que pidió mantener su anonimato para hablar con Factor 4, confirmó lo que la fotografía publicada por Estrada insinuaba: Miguel Martínez utilizaba los partidos de fútbol como una ocasión para cimentar alianzas y cerrar acuerdos.
Gerardo Chespi Villa, otro de los personajes retratados en la foto, accedió a conceder una entrevista con Factor4, después de unos ásperos intentos por concertarla. Durante la entrevista admitió que tiene una relación de amistad con Miguel Martínez: Martínez es puro rojo y me acompañó a varios partidos del equipo durante la pandemia, a mí me daba curiosidad porque era el guatemalteco más público del momento, todo el mundo hablaba de él. Pero afirma que hoy no sabe “qué estará haciendo ahora”.
Gerardo Chespi Villa hijo, de 46 años, es periodista deportivo, dueño de empresas que son proveedoras del Estado desde hace casi 20 años. Villa ha trabajado en medios de comunicación, específicamente en los canales televisivos del monopolio de Ángel González González, El Fantasma, el magnate de origen mexicano que desde Miami controla la agenda informativa de Guatemala. Chespi además es representante de jugadores de fútbol y del marchista Erick Barrondo, quien obtuvo en Londres 2012 la única medalla de oro olímpica en la historia del deporte nacional. Su relación con las instituciones deportivas comenzó en 2010, cuando empezó a vender publicidad en sus programas.
No hay que ser muy inteligente para entender las redes entre Miguel Martínez y El Gato Estrada, señaló el ahora viceministro de Deporte, Francisco Aguilar Chang, médico especializado en Psicología y Fisiología del Deporte, con formación del prestigioso Istituto Scienza dello Sport en Roma, y también con conocimiento del medio tras 25 años de experiencia como periodista y locutor en diversos programas deportivos. “Hay contratos de más de 60.000 quetzales [unos 7.725 dólares] de Producciones Deportivas, el programa de radio de Gerardo Chespi Villa y de Selvin Ponciano, exdirigente del Municipal”, remata.
Contando con ese grupo de fieles y el rápido ascenso de Edgar Estrada, la operación de Miguel Martínez para capturar las instituciones deportivas arrancó con buen pie. Pero después del puntapié inicial, vendría un reto más empinado, si bien con un premio más jugoso: el Comité Olímpico Guatemalteco (COG) y su asignación presupuestaria constitucional por un poco más de 111,9 millones de quetzales (unos 14 millones de dólares, según el cambio de la fecha).
La disputa interna en el COG y las sanciones desde Suiza
Que los atletas guatemaltecos no pudieran desfilar y competir bajo su bandera en los Juegos Panamericanos de 2023 fue el resultado de una sanción impuesta en 2022 desde Lausana, Suiza, por el Comité Olímpico Internacional (COI). El organismo, de hecho, se mostró indulgente al consentir que esos atletas al menos participaran en la máxima cita deportiva hemisférica, celebrada en Santiago de Chile, con la insignia del Equipo de Atletas Independientes.
La intervención del COI fue el colofón de una disputa iniciada en el seno del Comité Olímpico Guatemalteco (COG) en 2021. En las elecciones de ese año para escoger la directiva del COG, se presentó un candidato que desafiaba la hegemonía que Gerardo Aguirre mantenía desde 2013 en la presidencia de la entidad. Y ganó.
El candidato era Jorge Rodas, el otrora futbolista y seleccionado nacional, secuaz de Miguel Martínez.
Hay dudas de si la victoria de Rodas ocurrió en buena lid. Según lo ve el diputado Illescas, por ejemplo, Jorge Rodas, junto a Miguel Martínez, se robaron las elecciones del Comité Olímpico Guatemalteco: “Un par de días antes de la elección le quitaron el finiquito [para que los funcionarios públicos puedan optar a un nuevo cargo público sin que haya transcurrido el plazo de la prescripción, la Contraloría General de Cuentas extiende una constancia o finiquito de que no se tiene reclamación o juicio pendiente como consecuencia cargos desempeñados anteriormente] a la otra planilla, que era la planilla de Gerardo Aguirre (…) Era el mismo modus operandi [que usaron en] la Universidad de San Carlos de Guatemala, el [mismo] modus operandi de las elecciones generales con alcaldías, con concejalías (…) pasó en todos lados para borrar a la competencia”. Concluye: “No recuerdo bien los números, [pero creo que] 37 [electores] votaron nulo y solo nueve votaron a favor de Jorge Rodas. Él ganó con nueve votos nada más”. En efecto, Rodas obtuvo tan solo nueve votos a favor, en un evento donde prevalecieron los votos nulos, con 28 de 37 electores acreditados en un padrón de 48.
El resultado, legítimo o amañado, detonó una reacción vigorosa de Aguirre para conservar el mando. La contraofensiva incluyó maniobras estatutarias y judiciales que, entre acciones de una y otra parte, se estancaron en 2022 con una bicefalia aparentemente irresoluble en el COG. Gerardo Aguirre era, y sigue siendo, un rival formidable.
Para rechazar el desafío de Jorge Rodas y, encubierto, de Miguel Martínez, Aguirre llegó a cambiar los estatutos del ente y a radicar recursos para que la justicia interviniera en el asunto. El toma y dame entre Aguirre y Rodas se prolongó por un tiempo hasta que, en agosto de 2022, la Corte de Constitucionalidad, afín al gobierno de Giammattei y Martínez, emitió una resolución que suspendía de manera provisional los estatutos del COG, aprobados por el COI.
El COI, alérgico desde su fundación en 1894 a las intervenciones estatales en las instituciones nacionales del olimpismo, se sintió obligado a suspender la afiliación del comité de Guatemala a partir del 15 de octubre de 2022. “Los atletas de Guatemala no pueden representar al país y competir bajo la bandera/nombre del país en los Juegos Olímpicos y en otros eventos multideportivos internacionales”, explicaba el COI en un comunicado el alcance de la medida. Además, seguía, “el CON [siglas de Comité Olímpico Nacional] de Guatemala ya no tiene derecho para operar como un CON según su rol, definido en la Carta Olímpica, y ya no recibirá ninguna financiación del Movimiento Olímpico hasta que la suspensión sea levantada”.
Aunque lesivas a la práctica del deporte y la participación de Guatemala en competencias internacionales, la decisión de la Corte de Constitucionalidad y la réplica consiguiente del COI representaron una ventana de oportunidad para el oficialismo, que buscaba insertar a sus aliados en las instituciones deportivas, teniendo al COG como cabeza de playa.
En primera instancia quisiera llamar a esto una autosuspensión, pues a toda luz esto se deriva de actos alejados del respeto del marco normativo nacional, enfatizó Jorge Rodas en una conferencia de prensa en 2022. “La investidura [de Gerardo Aguirre, su rival, como presidente del COG] y la tergiversación de la Carta Olímpica, se realizaron olvidando lo más importante del Movimiento Olímpico, que son los valores”.
Uno de los primeros que se manifestaron en apoyo a la opción de Jorge Rodas en el COG fue Gerardo Chespi Villa desde sus tribunas mediáticas. Durante la entrevista con Factor 4, Gerardo Villa aceptó haberse cruzado en programas deportivos radiales con Rodas, con quien reconoció mantener una relación de amistad.
Todavía en enero de 2024, poco antes del desenlace del contencioso con el COI, Villa defendía la actuación de Rodas al frente del COG, responsabilidad que este, entre tanto, había asumido en diciembre de 2022. Según dijo Villa en la oportunidad de una entrevista con el ex mediocampista a través de Zona Deportiva, su canal en Youtube, Rodas habría hecho un gran trabajo con resultados incluso comparables a los de una de las personas más desagradables y, lo digo a título personal, tóxicas, ladronas, en la historia de Guatemala, no solo del deporte guatemalteco, que es Gerardo Aguirre, antiguo presidente del Comité Olímpico Guatemalteco.
Villa asegura ante Factor 4 que lo de Jorge [Rodas] vino de más arriba o de un alcance que yo no tenía, para ponerlo ahí. Admite también que apoyó a Rodas, pero que ese apoyo fue tergiversado para sacarle provecho y atacar en las redes sociales a mí y a mi papá y a un montón de gente que no estaba ni siquiera involucrada en nada, y no estábamos involucrados realmente. Recalca que, de haberse tratado sólo de un interés económico de su parte, en realidad habría tenido más ingresos con Gerardo Aguirre que con Jorge Rodas.
En alusión a los señalamientos del viceministro Aguilar y del diputado Illesca, Villa dice que su empresa Producciones Deportivas sí mantuvo relaciones comerciales con el COG, pero que no fue durante la breve gestión de Rodas, sino en la de Gerardo Aguirre. El problema, concluye, fue que desde el programa de radio apoyé abiertamente a Jorge [Rodas], fue entonces cuando me llamaron al COG para cancelar la pauta de la institución que yo hacía en mis plataformas.
Para resolver el entuerto olímpico, el propio presidente Bernardo Arévalo debió viajar a Suiza en marzo de este año y reunirse con el presidente del COI, el alemán Thomas Bach. De la reunión salió humo blanco. Al terminar, Arévalo declaró que tanto el COI como el gobierno coincidimos en el interés y el deseo de que los atletas guatemaltecos participen con plenos derechos en París. Hay una serie de pasos que están siendo dados, cuestiones que pertenecen al ámbito de las cortes, otras al parlamento, para facilitar que tenga lugar efectivamente la plena participación guatemalteca en los Juegos Olímpicos de este verano.
La misión presidencial tuvo éxito y precipitó ese mismo mes de marzo de 2024 una sucesión de acontecimientos. El 1 de marzo, el Tribunal del Deporte Federado anuló en Guatemala las elecciones que habían llevado a Jorge Rodas a presidir el COG e invalidó todas las acciones emprendidas por Rodas en el cargo. El 16 de marzo, la asamblea del Comité Olímpico Guatemalteco desconoció la junta directiva encabezada por Rodas. Finalmente, el 20 de marzo, el Comité Olímpico Internacional levantó la sanción a Guatemala y readmitió al COG.
Como un mal menor que se acepta a regañadientes, todas estas acciones supusieron el regreso de Gerardo Aguirre a la presidencia del COG.
Para obtener reacciones de Gerardo Aguirre ante la presente historia, el 29 de abril reciente se envió una solicitud de entrevista a su oficina de comunicación. La respuesta que la dependencia ofreció fue que, debido a la coyuntura nacional actual y el enfoque de las preguntas planteadas, Aguirre no contestaría al cuestionario de Factor 4. Sin embargo, enfatizó que su esfuerzo y el del COG están centrados en la preparación de la representación guatemalteca en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Al cierre de este reportaje, un juez solicitó arraigo para Gerardo Aguirre y otras 9 personas por estar ligadas a un proceso por falsedad material.
Consultado por Factor 4 acerca de si el gobierno actual de Bernardo Arévalo está al tanto de las presuntas irregularidades del reinstaurado Aguirre en el Comité Olímpico Guatemalteco, un funcionario que trabaja en los altos niveles del Poder Ejecutivo y que pidió el anonimato respondió: “Lo sabemos. Aguirre no seguirá mucho tiempo al mando del COG”.
Pero es una batalla que se deja para otro día.