Por Andina Ayala
Edición: Daniela Sánchez Lemus
René Hayashi construye universos en el arte audiovisual que lo han vuelto universal. Cineasta, fotógrafo y creador conceptual, este artista mexicano con vínculos familiares en Guatemala, explora los márgenes de la libertad de expresión en tiempos de censura.

Hablar con René Hayashi es como entrar a una sala llena de espejos: cada respuesta refleja otra idea, otro proyecto, otra capa de su pensamiento artístico. No habla de un solo tema, porque en su universo todo está conectado: el cine, la fotografía, la arquitectura, la política, la memoria histórica, la libertad de expresión, el ambiente, el territorio y la identidad.
Artista visual, curador independiente y documentalista, René C. Hayashi nació en la Ciudad de México y cursó la carrera de Cinematografía en la Universidad del Nuevo Mundo. Su trayectoria se ha caracterizado por una constante exploración de los vínculos entre el arte, el espacio público y la comunidad. Su obra ha sido expuesta en reconocidos espacios internacionales como la Sala de Arte Público Siqueiros (Ciudad de México), el Contemporary Art Center Zamek Ujazdowski (Varsovia) y la Bienal de Praga, además de haber desarrollado intervenciones urbanas en ciudades como Guadalajara, Puebla y El Paso.
Con una visión que trasciende fronteras, Hayashi ha impartido talleres y conferencias en diversos países de América Latina y ha sido docente en su alma mater. Su experiencia también abarca el periodismo y el documental, colaborando con Canal 40 y la productora El Despacho, además de publicar en medios como Código Postal, RIM Magazine y Puebla Trans-barroca.
Miembro fundador de la Fundación Paisaje Social y colaborador de la asociación civil IMDEC, Hayashi combina arte, reflexión social y acción comunitaria. Su trabajo ha sido reconocido y documentado en publicaciones internacionales como e-flux, Diario Reforma y Art Das Kunst Magazin. En esta entrevista, conversamos con él sobre sus proyectos más recientes, su visión del arte como herramienta de transformación social y su próxima propuesta para Guatemala: un espacio flotante en el lago de Atitlán dedicado a la preservación de las aves y el medio ambiente.
En esta conversación dimos un paseo por los rincones de una mente en ebullición creativa, donde las preguntas se disuelven y las respuestas se multiplican. Donde la emoción sobre el futuro fue marcando el paso para entender al artista.
En su reciente exposición en Poporopo, las imágenes hablan de la libertad de expresión en tiempos de autoritarismo velado y la censura en aumento. Por lo que queda claro que lo suyo no es solo arte, es resistencia visual. Otro proyecto en mente es el montaje de un espacio flotante como lo ha hecho en diferentes países; el de Guatemala lo quiere hacer en el lago de Atitlán, para hablar sobre la preservación de aves y del medio ambiente.

¿Cuéntanos un poco más de ti?
Mi nombre es René C. Hayashi. Soy mexicano, originario de la Ciudad de México, pero mi vida ha estado marcada por una profunda conexión con las fronteras, tanto la norte como la sur. Este vínculo es también familiar: tengo parientes en Quetzaltenango, Guatemala, quienes emigraron durante la década de los ochenta a consecuencia del conflicto armado en ese país. Guatemala para mí es como una segunda patria, porque desde chiquito la visitaba, es un lugar al que le tengo muchísimo cariño.
¿Qué fue primero, el cine, la foto o la arquitectura flotante?
Me gradué en Cinematografía hace dieciséis años, tras haber estudiado Artes Audiovisuales en la Ciudad de México. Desde entonces, me he dedicado a desarrollar proyectos de largo aliento, algunos de los cuales he trabajado durante ocho o nueve años en distintas localidades.
Un ejemplo de este trabajo fue la muestra que presenté en el proyecto cultural Poporopo, donde exhibí algunos de estos proyectos con casi una década de desarrollo continuo.
Entre ellos, destaca el que realicé en la frontera de Guatemala y México, sobre el río: diseñé mi primer espacio flotante, concebido para brindar información sobre derechos humanos a la población migrante.
¿Cómo llega alguien vinculado a las artes visuales a las puestas en escena con arquitectura?
Porque me interesa experimentar con otros temas sociales o cuestiones que se relacionan con el cambio climático y me interesa narrar desde la arquitectura. Una arquitectura que además se monta con pocos recursos.
La arquitectura flotante ha captado un gran interés global como respuesta al cambio climático y al aumento del nivel del mar, impulsando el diseño de diversos sistemas de flotación para experimentar con nuevas soluciones.
¿En qué lugares has desarrollado tus proyectos de arquitectura flotante?
En el río Bravo, en la ciudad de El Paso, Texas. En el lago de Titicaca, también en la frontera entre Perú y Bolivia.
La frontera es otra de las constantes de mi trabajo.

¿Qué significan las fronteras?
Creo que son lugares donde se suscitan intercambios culturales. Digo, mi apellido, por ejemplo, es de origen japonés y también tengo orígenes mayas y franceses.
Me considero una persona producto de una hibridación cultural. Precisamente, las fronteras son los espacios donde estos fenómenos culturales se multiplican con mayor intensidad, lo que explica mi profundo interés por trabajar en ellas.
¿En tu faceta de cineasta, qué proyectos has concretado?
Además de mis trabajos documentales, presenté un libro-objeto sobre cine. Mi reflexión sobre el cine retoma algunas teorías y profundiza en cómo se presentan cinematográficamente.
En el caso del documental, que se llama El universo espejo de la libertad de expresión, abordo los antiuniversos o los universos espejos, es una hipótesis que plantean algunos físicos, de que hay un universo paralelo al nuestro, pero que el sentido del tiempo corre en el sentido contrario. Es decir que lo que estamos haciendo tú y yo va para atrás en este universo.
Me parece una hipótesis muy interesante para resolverla desde un punto de vista, eh, cinematográfico. Es decir, cómo represento eso en un documental. Así que está narrado con dos pantallas. Otra manera de verlo es con lentes de realidad virtual, en donde se funden las dos imágenes y la conjunción te da una profundidad interesante.
Entonces la técnica es de universos espejos y el tema que abordaste fue la libertad de expresión, ¿Por qué este tema?
Lo trabajé desde la perspectiva de personas en Guatemala y Chiapas, porque se me hacen sociedades muy parecidas, y me interesó hablar con personas que tocan temas delicados: llámense políticos, llámense activistas sociales a quienes preguntaba por los problemas que habían tenido por ejercer su oficio. Ese fue el documental que presenté en Poporopo.
Estando en Guatemala, realicé otras entrevistas para agregarlas a una futura presentación en el país.
¿Qué otros proyectos promocionaste en Guatemala?
También un libro que es una pieza de arte, le llaman libro artístico-objeto. Que cuando lo ves, proyecta las imágenes de dos ciudades, cuando lo escaneas con el celular te salen cuántas películas y textos sobre la historia del cine hay en cada ciudad: Ciudad Juárez o Guadalajara.
A partir del código QR, accedes a los textos, a las películas, a las reseñas críticas y también hay una especie de guía de algunos de los lugares donde se hicieron las filmaciones. Entonces, lo pensé como una especie de guía turística de cine. Y también me gustaría hacer esa misma investigación de la ciudad de Guatemala.
El autor celebra 15 años de trabajo haciendo una exposición con sus distintos proyectos, pero no se queda allí, quiere seguir documentando, seguir interviniendo y aportando a la documentación de Guatemala. ¿Cuál es ese proyecto que te ilusiona e interesa con nuestro país?
Actualmente desarrollo un nuevo proyecto: un aviario flotante. La idea es crear una estructura similar a una pecera que se mimetice con el agua, generando un efecto óptico que dé la ilusión de que las aves están flotando en el espacio, una técnica con la que ya he experimentado en proyectos anteriores.
El objetivo, además del impacto visual, es contribuir a la conservación de especies endémicas de la región lacustre, dándolas a conocer al público. Para ello, me encuentro en la fase de asesoramiento con biólogos y ornitólogos. Estos proyectos de largo aliento, en los que documento y trabajo en colaboración con especialistas, requieren de un conocimiento muy específico en el manejo de fauna, y es en estos detalles en los que me encuentro trabajando actualmente.

