Por Haroldo Sánchez
En el mundo existen más de 300 millones de niños y niñas que son explotados laboralmente, y los aleja de sus derechos de salud, educación, vivienda y una vida digna. En esta entrevista, el periodista y activista guatemalteco radicado en Estrasburgo, Francia, Fernando Morales de la Cruz, toca estos temas que le han llevado a luchar por erradicar esta práctica a nivel mundial.
¿De dónde surge este compromiso por los niños trabajadores que durante décadas han sido explotados?
Soy periodista y ex consultor político y he tenido el gran honor de trabajar en los centros de poder de América, Europa y Asia y también en Davos. Durante la mayor parte de mi vida adulta fuí casi neutral ante la injusticia e indiferente ante la miseria, muy a pesar de que mi padre Baltasar Morales de la Cruz que bajó de la Sierra de Chamá me trató de educar con una gran conciencia social. El murió cuando yo tenía 19 años y tomé la actitud de quienes van al Country Club, por mucho tiempo no me importó mucho el resto del “country”. Hace 7 años estuve muy enfermo, tuve una infección del oído interno, y no pude caminar bien durante varios meses, eso me hizo reflexionar mucho sobre el rumbo de mi vida.
Usted es uno de los más importantes activistas a favor de que los niños del mundo deben ser respetados y no explotados.
No me considero importante, la verdad es que hay muy pocos activistas haciendo lo indispensable en las capitales G7, en Davos, en Bruselas, en Oslo, en Wall St y ante las corporaciones más importantes del mundo, para defender a los casi 300 millones de niños que trabajan. Como hay muy pocos activistas enfocados en lo importante para eliminar el trabajo infantil, por eso cree que yo soy importante, pero no lo soy. Tal Vez soy tan importante como una pequeña piedra en el zapato y a veces como una pequeña astilla entre la piel y la uña de algunas de las personas y empresas más poderosas y ricas del mundo que se benefician con el trabajo infantil.
De Guatemala para el mundo, parece ser su compromiso. ¿Cuándo empezó esta travesía por el desierto?
No ha sido nada fácil… Hace 7 años, cuando estuve enfermo leí en el New York Times que decenas de miles de centroamericanos habían sido arrestados en México intentando ir al Norte. La causa era la roya del café. Me puse a investigar el modelo de negocio de la industria del café, conversé con agricultores pequeños y grandes, con los más altos ejecutivos y también con los políticos de los países productores, para mi sorpresa a casi nadie le preocupaba excepto a los productores y trabajadores rurales que debido al modelo de negocio de la industria habían incrementado la miseria, el hambre, la desnutrición el trabajo infantil y la migración forzada en Guatemala y en la mayoría de regiones cafeteras del mundo. Entonces decidí dedicarme exclusivamente a resolver este problema.
¿Qué le ha dejado esta lucha por hacer comprender que los niños deben estar en la escuela y no explotados laboralmente?
Como le dije mi padre bajó de la Sierra de Chamá y gracias a la educación y al esfuerzo propio llegó a ser un personaje influyente y prominente. Si el no hubiera estudiado el y yo hubiéramos parado cortando café o cacao “comercio justo” para enriquecer a los alemanes y a las multinacionales. En Guatemala trabajan casi un millón de niños, si esos niños no estudian ellos y el país están condenados a la miseria.
¿Hasta hoy ha tenido alguna reacción positiva que le permita seguir en esta constante denuncia y lucha?
No me gusta hablar de logro porque, en honor a la verdad, no puedo ni siquiera presumir de que un solo niño ha dejado de trabajar debido a mi lucha. Peor aún, el trabajo infantil se ha incrementado en Guatemala y en casi todo el mundo. Mi hija pequeña me preguntó: ¿Papá es tu culpa que haya más niños trabajando ahora?
¿Cómo afecta a un niño el ser explotado en un trabajo donde no se respetan sus más elementales derechos humanos?
Además de ser cruel e inhumano para con los niños. Para un país es como tener una super computadora sin software y sin energía eléctrica. Se desperdicia el gran potencial de cada ser humano. Guatemala no tiene idea de cuantos genios, cuantos talentos profesionales y cuantos grandes artistas, periodistas y escritores se pierden entre los pobres niños trabajadores que son tratados como animales.
Las legislaciones de la mayoría de países prohíben el trabajo infantil, ¿se cumple con estas normas o siempre existe la trampa para no cumplirla?
El hecho de que haya casi 300 millones de niños trabajando en todo el mundo y casi un millón tan solo en Guatemala es muestra que las leyes no se aplican en defensa de los más débiles.
Siempre se escucha que si los niños trabajan es porque su familia lo necesita. ¿Es esto válido para continuar con esta práctica?
Los niños trabajan porque su familia es muy pobre y en la mayoría de casos hay personas y empresas que obtienen grandes beneficios explotando a toda la familia.
¿Qué se puede hacer entonces para que los niños dejen de ser explotados como trabajadores?
Yo estoy enfocado en lograr que los países desarrollados y las corporaciones multinacionales respeten las leyes de sus países y cumplan con sus obligaciones internacionales. Obviamente, un poco más de la mitad de niños no trabajan en las cadenas de suministro de las corporaciones ni de los países desarrollados. Estos últimos y sus padres viven en la miseria porque los gobiernos y las elites de su país no tienen políticas públicas ni estrategias privadas para erradicar la miseria y el trabajo infantil, y dar oportunidades de educación, incluyendo incentivos, a todos los niños que no estudian hoy.
Ahora está lanzando la campaña mundial desde Kabul, Afganistán, en defensa del derecho a la educación de todas las niñas del mundo y exigir a los gobiernos y corporaciones multinacionales de “cero trabajo infantil”. ¿Podría explicarme en qué consiste esta campaña?
Esta campaña de la iniciativa Cartoons for Change está enfocada en defender el derecho de todas las niñas del mundo a la educación y en exigir a todos los gobiernos y a todas las corporaciones cero trabajo infantil. Está siendo realizada con la participación de caricaturistas e ilustradores de todos los continentes. La lanzamos desde Kabul para el mundo porque el régimen Talibán al restringir la educación a las niñas y a las mujeres está violando la Declaración de los Derechos Humanos, la Convención de los Derechos de la Niñez y la Convención de 1979 sobre la Eliminación de Todas Formas de Discriminación Contra la Mujer.
En Kabul, Afganistán,@cartoons4change ha establecido una colaboración con Watch on Basic Rights Afghanistan Organization, una ONG de Kabul que aboga por la educación de las niñas y los derechos de las mujeres, la paz, la prevención del abuso infantil y la justicia para todos.
¿Qué espera alcanzar con esta campaña, con este esfuerzo?
Considerando que 32 años después de la ratificación de la Convención Sobre los Derechos de la Niñez trabajan casi 300 millones de niños en todo el mundo y que en el Año Internacional Para la Eliminación del Trabajo Infantil el trabajo infantil ha incrementado, nuestro objetivo es denunciar en todos los centros de poder del planeta la explotación de niñas y niños y abogar en defensa del derecho a la educación de todas las niñas y niños del mundo.
Usted ha promovido también que caricaturistas a nivel mundial se interesen por este tema, ¿cómo fue la reacción de ellos cuando les planteó el proyecto?
Para mi sorpresa, muchos de los caricaturistas más importantes de varios países se identificaron inmediatamente con la lucha.
¿Y cómo califica este esfuerzo de los profesionales por hacer más visible y más comprensible el drama que encierra el trabajo infantil?
Los caricaturistas editoriales son de los periodistas más influyentes. Pero también debo mencionar que los caricaturistas son de los más amenazados por los poderosos. Algunos me han dicho que sus medios les prohíben crear caricaturas atacando a los principales anunciantes aunque exploten a decenas o a cientos de miles de niños.
¿A encontrado usted aliados en esta titánica labor en la que ha dedicado esfuerzo, tiempo e incluso hasta amenazas?
Si, los caricaturistas y muchas personas bondadosas que me han abierto sus casas y corazones. Desafortunadamente, el trabajo infantil sigue siendo un grave problema por la indiferencia de la gente buena y la complicidad de políticos, los medios, de algunos activistas, de ONG y también algunas de las iglesias. De las amenazas prefiero no hablar.
Podría compartir cómo es el tema del trabajo infantil en la mayoría de países de Europa, ya que usted durante años ha tocado este delicado asunto.
72 años después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos la Unión Europea es la más importante beneficiaria económica de la miseria y del trabajo infantil en las regiones rurales que producen café, cacao y muchos otros productos. Países como Noruega y Suiza, se benefician de la explotación de decenas de millones de niños en el Sur Global. El fondo de pensiones de Noruega le admitió a Bloomberg que invierte en empresas que emplean a menores para incrementar sus utilidades. Suiza tiene más niños trabajando en su cadena de suministro de café, té y cacao que niños estudiando en todas las escuelas de la Confederación Helvética.
Podría decir cosas similares de Estados Unidos y del Canadá. 100 años después de que Lewis Hine documentara el trabajo infantil en Estados Unidos el número total de niños que trabajan para Estados Unidos se ha multiplicado por 10 o más veces. Más de 500,000 niños trabajan en Estados Unidos y decenas de miles de estos niños son guatemaltecos, hondureños, mexicanos y salvadoreños.
¿Cree que un día a nivel mundial se podrá acabar con esta explotación que afecta a millones de niños alrededor del mundo?
Creo que es posible reducir drásticamente el trabajo infantil en todo el mundo si los países desarrollados y las corporaciones respetan las leyes de sus países y se ven obligadas a cambiar los modelos de negocio que fomentan la explotación. Acabar totalmente con el trabajo infantil es casi como intentar acabar con la violación y el abuso sexual. La diferencia es que cuando están violando a una mujer o abusando sexualmente a niños nadie dice que es indispensable esperar al 2030 para proteger a las víctimas.
En el caso de Guatemala este escenario sigue siendo de lo más complicado. Los niveles de pobreza y miseria llevan a que los niños desde sus más tempranas edades ayuden en el sostén del hogar. ¿Cómo cambiar esa dinámica?
Yo lucho para cambiar los modelos de negocio de las corporaciones y los modelos de comercio de los países desarrollados. Si logro cambiar estos crueles modelos cambiará la vida de la mitad de los niños que trabajan en Guatemala y de casi el 40% de los niños que trabajan en todo el mundo. Solo en café Guatemala pierde más de 2,500 millones de dólares anuales vendiendo café a ¼ del valor real. Eso explica la miseria en las regiones cafeteras.
Podría dar un mensaje final sobre lo que espera un día alcanzar con tanto trabajo dedicado al tema de los niños trabajadores en el mundo.
Mi mayor deseo es el fin de la indiferencia de la gente buena. Se lo digo hasta a mis mejores amigos. Todos tenemos que hacer mucho más, y con todos los medios a nuestro alcance, para salvar a estos pobres niños. No es solo el futuro de estos niños el que está en riesgo, es el futuro de nuestros propios hijos y el destino de nuestros países, también está en juego el destino de la humanidad.