Países chiquitos enfrentan a la potencia. (Primera parte)

Por Haroldo Sánchez.

Guatemala parece que está decidida a enfrentar al gobierno de Estados Unidos, sin medir las posibles consecuencias políticas y económicas de su actitud, donde los más perjudicados podrían ser los empresarios cuyo mercado es el estadounidense. En una charla con Renzo Rosal, analista político, académico, politólogo y columnista de El Periódico, se desprenden una serie de análisis que vale la pena reflexionar porque el tiempo apremia.

Haroldo Sánchez: ¿Cuál es la lectura que haces luego de que el presidente tomara la decisión, hace unas semanas, de dejar al frente del Ministerio Público, a Consuelo Porras?

Renzo Rosal: No causó sorpresa que se tomara esa decisión, porque es la que permite la agenda política, a la de intereses, la que garantiza la continuidad y presenta mejores condiciones para seguir maniobrando. La idea de pensar en una decisión de un nombramiento distinto se hubiera convertido en un factor de riesgo que pudiera limitar o presentar algunos elementos que no permiten lo que ahora estamos viendo a todo vapor en el país: la continuidad de esta agenda política que tiene control total de las instituciones, entonces se tomó la decisión coherente con esa lógica.

Por supuesto no estoy diciendo en función del país, pero lamentablemente eso no estaba presente en la discusión; estas decisiones no han tenido y menos ahora ese carácter de preguntarse al menos si es beneficiosa para el país o para los intereses colectivos. Es una decisión advertida, que para nada sorprende y que da como resultado el que pueda haber de aquí en adelante lo que estalle. Ya se está trazando esta agenda que vendrá con mayor fuerza porque la decisión presidencial que se tomó lo que hace es darle mayor oxígeno a lo que ya se estaba dando antes, pero que ahora hay una nueva andanada de acciones determinadas durante los siguientes años.

Renzo Rosal.

Algunos pensaban de cierto tipo de presión de parte de la administración Biden para que se nombrara a otra persona ¿Qué opinas de esto?

-Ese escenario era en la práctica más bien una especulación, algo que no tenía mayor sustento. Está claro que las manifestaciones político-diplomáticas que ha tenido en los últimos meses la administración Biden, han sido de carácter más simbólico que real. Pensar en elementos de presión se daba antes, hoy por hoy son mas bien mensajes, advertencias.

Si frente a las advertencias no hay acciones contundentes pues aquí ya se le tomó la medida y la medida es: “Bueno, esos van a ser mensajes, aparecimientos en twitter, comunicados, declaraciones, nada más”, que cada vez tienen un sentido simbólico y por lo tanto, superficial. Y aunque en algún momento se advertía de ese escenario, convertirse en elemento de una presión más real, orientado a que hubiese un cambio en la decisión, eso no se dio, porque está claro que estamos en un escenario de retar al gobierno de Estados Unidos.

Hay innumerables hechos que se dan no solo en Guatemala sino en otros países latinoamericanos de retar a la administración Biden, entonces aunque se hubiese dado ese mensaje de presión orientados a la búsqueda de una candidatura distinta, creo que eso mismo se transformó en un mensaje de que si ellos lo que quieren es cambio pues lo que les vamos a dar es todo lo contrario, todo eso nos permite a nosotros afirmar que mejor continuemos con la persona que ya venía en ese cargo.

Siguiendo en esa línea de razonamiento, uno supone que un país con poderío puede enfrentar a una potencia, pero Guatemala no lo es, no representamos nada en el ámbito internacional. ¿Dónde surge esta postura de un gobierno como el guatemalteco de enfrentar a la potencia del Norte?

-Hay varios elementos que hay que poner en la mesa del análisis. El primero es porque el poder y el poderío, que son como conceptos primos hermanos, pero que no son necesariamente lo mismo, tienen en sí de común el manifestarse con cosas contundentes. Esto lo reitero en función de que los poderes se ejercen y sino se ejercen no es poder y tampoco es poderío. Lo que ha pasado en los últimos meses han sido expresiones que no revisten contundencia si no vienen acompañados de acciones derivadas.

Reitero, aquí se le tomó la medida a Washington, y además hay que ver otro elemento que vale la pena subrayar y que se está convirtiendo peligrosamente en una tendencia, es decir ya lo ha expresado el presidente Bukele de El Salvador, el de México Manuel López Obrador,  los presidente de Cuba, Nicaragua, Venezuela. Ellos ya lo tienen mucho más afinado el discurso “anti yanqui”, antiimperialista y se va convirtiendo en una tendencia que no corresponde solamente con los gobiernos de izquierda, entonces es un efecto domino en cuanto al caso centroamericano.

Por ejemplo ahora que pasó la “Cumbre de las Américas”, cuyo anfitrión fue Estados Unidos, al menos cuatro de los cinco países centroamericanos mencionaron que no asistirian, eso se está convirtiendo en un desafío. Desafiar a la potencia hegemónica ya es tema que se convierte por un lado en tendencia y por el otro, lo que aviva la tendencia es que no hay consecuencias. Eso hace que países chiquitos se pongan en la posición de retar, sienten que la pequeñez lo pueden convertir en un instrumento de reto de desafiar al poder.

Los países que mencionas tienen relaciones con la China. Ellos pueden asumir  esas posturas al no depender exclusivamente del mercado estadounidense, pero en el caso de Guatemala es totalmente distinto, el sector privado depende por completo de ese mercado, en este análisis juega un rol esta situación o no.

-Sí que juega un rol importante, pero hay que ver qué tienen otros posibles respaldos u otros escenarios o canchas en las cuales jugar que Guatemala no tiene abiertamente y eso sí me parece un punto vital. Desafiar al poder debería estar relacionado con la medición del riesgo, ya que el factor de riego en el caso guatemalteco es mas grande. Nosotros tenemos un alto nivel de dependencia de Estados Unidos en términos económicos, comerciales, de cooperación, de inversión; nuestro nivel de dependencia nos hace ser más vulnerables.

Por tanto, esta cuestión de desafío, aún cuando parecería ser una tendencia regional, en el caso guatemalteco sí tiene esos ingredientes propios porque aquí corre un riego mayor. Cuando no tienes otros tipos de relaciones económicas, políticas, comerciales que puedan servir de equilibrio, tipo China, Rusia que son las potencias que podríamos considerar que compiten con Estados Unidos.

Aquí estamos viendo una decisión que tiene problemas de racionalidad, cuando tú tomas una decisión de esas tienes que incorporar elementos de racionalidad para decir “tengo un colchón de respaldo que me puede ayudar en esta posición del chiquito reta al grande”, eso tiene cierto sustento, tiene cierta base, pero que también que el conjunto de fuerzas motrices en el país, me van a respaldar.

Y ahí tengo dudas del silencio cómplice del sector empresarial que en todo caso serían los principales perjudicados de que las relaciones con Estados Unidos sigan siendo tan tensas y se puedan todavía tensar más, que el distanciamiento pueda ser mayor, un actor clave aquí que resulta afectado es Estados Unidos.

¿Qué están midiendo ellos? Lo que están diciendo es “los demócratas y Biden son pasajeros y los que vienen por delante son otra vez nuestros amigos los republicanos especialmente del ala más ultraconservadora, estamos esperando que vengan los amigos, los de hoy son pasajeros y no importa”. Pequeño detalle: el cambio, si es que hay cambio no va a ocurrir mañana, hay elecciones de medio termino en Estados Unidos en noviembre de este año, las elecciones presidenciales van a ser dentro de dos años y fracción.

Anticiparse con tanta premura y con tantas posibles afectaciones a un escenario que tampoco se puede dar tal como ellos esperan, lo que hace es elevar mucho más los riesgos, especialmente en un contexto en este 2022, donde los factores de la globalización son más fuertes por todos los problemas de incremento del combustible, de materias primas y demás. Hay que meter todos esos factores en el canasto del análisis. Es una decisión en el campo guatemalteco apresurada, con poca racionalidad y con muchas posibilidades de efectos nocivos y en corto plazo.

El gobierno, la parte política que nos gobierna, está en un lugar y en el otro los empresarios que dependen del mercado estadounidense. Se escucha que donde se podría golpear es ahí para que el poder político entienda que se equivoca al oponerse a la Casa Blanca. ¿Hay una cuota de responsabilidad de algún grupo del sector privado?

-Sí, seguramente no son los únicos responsables, pero tienen una cuota. El problema acá tiene que ver con quiénes son de verdad. A veces hacemos generalizaciones o hablamos de todo un sector, cuando en la práctica quizá lo que vemos son múltiples expresiones y no todas están en el mismo bolsón. Pero no son necesariamente una posición de la totalidad. Lo otro es que los hacemos responsables de qué porción, con lo cual no planteo que no tienen que ver, en cada uno de ellos las porciones son diferentes.

Creo que si hablamos alrededor de las últimas tres administraciones del gobierno central solo ahí tenemos tres dimensiones o tres pedazos del pastel con diferentes ingredientes. Si en cada uno de ellos dividimos momentos, creo que podemos sacar una ecuación un poco más específica, pero en concreto para no perderme en la respuesta diría sí, están implicados un conjunto de actores del sector económico en varias cuestiones: uno, en la creación de la lógica del proceso; dos, con el financiamiento y el respaldo que dan sin voltear a ver; tres, son los responsables también de cómo buscar amplificar estos mensajes fuera de Guatemala.

Hay otros sectores que tienen responsabilidades más operativas, sin embargo, este sector sí tiene responsabilidades muy fuertes y contundentes en todo, en el diseño en la operatización, en la sostenibilidad, en el financiamiento y también hay que adjudicarles la responsabilidad de la continuidad. Toda esta lógica busca continuarse y fortalecerse utilizando el proceso electoral del próximo año.

Hay que mencionar la división que existe en el sector privado, donde hay empresarios comprometidos con fortalecer el sistema democrático en contra de aquellos que decidieron apoyar la actual situación que tiene ya serias consecuencias. Si nos fijamos solo en ese sector le quitamos la responsabilidad al sector político porque son ellos en la figura presidencial, diputados, magistrados los que están llevando al país al barranco.

-Los partidos políticos tienen un alto nivel de responsabilidad. Hay que tomar en cuenta el diseño, porque la realidad de los partidos es que son cascarones. Estamos responsabilizando a unos instrumentos que son vacíos, los que sí tienen bastante responsabilidad son aquellos que se dicen “políticos”, aquellos que algunos denominan la clase política, que yo le quito la palabra de clase, pero son los políticos los que están en la dinámica misma, indistintamente de qué partido representen.

Hay que hablar de los que están en la toma de decisiones, me refiero que son los que hoy tienen la conducción de los tres poderes del Estado y en el caso, por ejemplo, del Congreso de la República, los partidos o la mayor parte, no todos, pero si la mayoría y las personas que están por esos partidos en el Hemiciclo, realzando primero a los diputados pero también a los equipos que están alrededor, porque son los que están permitiendo por silencio o por complicidad, un conjunto de acciones y decisiones que son las que nos tienen hoy en esta situación que quizá algunos le pueden denominar crisis yo creo que la palabra ya nos quedo corta, la palabra crisis en el caso guatemalteco no se cual otro lo podría sustituir, porque estamos hablando de un asunto mucho mas profundo.

Pero más allá de nombres sí hay una responsabilidad de los que están tomando decisiones, hay una responsabilidad también de los vehículos de los espacios institucionales que, aunque débiles, los partidos también han posibilitado y están hoy muchos de ellos confabulados para buscar que toda esta dinámica se mantenga vigente e inclusive se pueda aumentar la velocidad de inestabilidad que tenemos en el país. Reitero, utilizando las elecciones venideras como el mecanismo del recambio, pero solo de cambiar la estafeta, no cambiar mucho menos su contenido.

Entrevista: Haroldo Sánchez.

Por Factor4

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