Asunción Mita, con la amenaza de la fiebre del oro

Víctor M. Ruano P.

Diócesis de Jutiapa

F4gt.com

Introducción. La industria extractiva de metales continúa siendo una amenaza para la vida de los pueblos en Guatemala, mientras que, para el capital transnacional, el gobierno y las elites económicas sigue siendo una gran oportunidad para generar riqueza.

En un país tan pequeño en su extensión territorial, donde la tierra sigue en pocas manos y con su población mayoritariamente campesina e indígena, empeñarse en introducir a toda costa proyectos mineros es fomentar formas de colonialismo y de un mercantilismo depredador que no promueven el desarrollo integral de los pueblos, tal como sucedió en San Miguel Ixtahuacán y en tantos otros lugares del país.

Si el pueblo de Asunción Mita no se levanta, correrá la misma suerte de tantos pueblos que fueron consumidos por la fiebre loca del oro que le inyecta el capital extranjero de la mano de las elites depredadoras de Guatemala.

A esta fiebre por el oro se suman los males de la pandemia y lo complicado del proceso de vacunación, el empobrecimiento de la población, asalto a un sistema de justicia ya frágil y corrompido por la elite gobernante, el incremento de los migrantes que salen del país y los deportados, y así, muchas otras situaciones, como la que hoy les presento sobre el intento de poner en marcha un proyecto minero en el departamento de Jutiapa.

Desde Factor 4, recogemos el grito de NO A LA MINERÍA que se vuelve a lanzar desde Asunción Mita, Jutiapa. Este No a la minería se debe seguir escuchando en todo el país, aunque parezca que enfrentamos una lucha desigual entre el Goliat de las empresas mineras y el David de nuestros pueblos.

Diversas organizaciones de la Sociedad civil que luchan por la defensa de nuestra “Casa Común” y promueven la vida y dignidad de nuestros pueblos, levantan su voz de alerta ante el monstruo que empieza a rugir desde Cerro Blanco, una aldea de gente noble y trabajadora, pero que hoy se ve amenazada por la fuerza destructora del capital, que va detrás del becerro de oro, atropellando la dignidad de las familias que viven en esa zona y se sienten impotentes y hasta con miedo.

Quienes las defienden, ante la ausencia del Estado, son organizaciones como el Colectivo Ecologista Madre Selva, la Alianza Centroamericana Frente a la Minería; Justicia, Paz e Integridad por la Creación, de la Orden de Frailes Menores; parroquia de Asunción Mita, Jutiapa, acompañada por la Orden de los Frailes Menores; Movimiento Ecofeminista de El Salvador; Mesa Nacional frente a la Minería, entre otras.

Estas organizaciones han salido a dar la cara por los ciudadanos de Asunción Mita, que en su mayoría rechazan los proyectos extractivos, pues saben que traen mucha riqueza para unos pocos en los países desarrollados, y más miseria para el pueblo. Lo han hecho, mediante un comunicado titulado “DIGAMOS NO A LA MINA CERRO BLANCO”, publicado el pasado 3 de mayo, día de la Santa Cruz.

De minería subterránea a minería a cielo abierto. De modo sorpresivo la empresa ENTREMARES ha realizado encuestas para que la población de Asunción Mita, Jutiapa, apruebe que la mina Cerro Blanco cambie su proyecto Minero de minería de túneles a minería a cielo abierto, sin informar debidamente sobre los graves daños a la tierra, al agua, a la biodiversidad y a la vida de las personas.

Resulta que, desde hace 14 años, aproximadamente, la empresa ENTREMARES S.A. subsidiaria de la empresa minera Canadiense Goldcorp, impuso en las comunidades de Asunción Mita su fracasado proyecto Minero Cerro Blanco.

Comenzaron a funcionar con una licencia aprobada ilegalmente por el Ministerio de Ambiente, como siempre proceden estos funcionarios de gobiernos corruptos y serviles del capital extranjero.

Además, “la empresa incumplió la ley al no informar debidamente al pueblo de ese municipio sobre los graves impactos a la vida, al agua, a la salud y al ambiente, ni consultar a la población, tal y como lo establece el convenio 169 de la OIT, violentando así su derecho a la consulta libre, previa e informada”.

Ahora resulta que otra empresa de Canadá llamada “BLUESTONE RESOURCES, ha adquirido los derechos mineros fraudulentos de ENTREMARES y pretende continuar con el proyecto Cerro Blanco cambiando la Minería subterránea de túneles, por una minería a cielo abierto o tajo abierto, que es mucho más destructiva y cuyos daños al ambiente y al agua son irreversibles”.

Quieren repetir las mismas atrocidades que han hecho en otros lugares del país ante la impotencia y rechazo de los ciudadanos y ante la mirada complaciente de las élites económicas depredadoras y las élites políticas corruptas de nuestro país. 

Un proyecto fracasado. La minería en manos de la empresa ENTREMARES fue un fracaso para sus acreedores pues nunca extrajo un gramo de oro; además, causó daños irreparables a las comunidades y al medio ambiente de la zona, pues son enormemente graves los “impactos sociales y ambientales de la cuenca OSTÚA —Guija— Lempa, afectando y poniendo en riesgo a las poblaciones de Guatemala y El Salvador”.

Además, los trabajos de la mina durante estos años provocaron el  “secamiento de fuentes de agua en Guatemala, como es el caso de las aldeas Trapiche Vargas y El Tule, reduciendo la humedad de la capa subterránea y obligando a las comunidades a profundizar los pozos artesanales para poder acceder al agua”.

El alto riesgo de estos proyectos mineros no es solo para Guatemala sino también para El Salvador, pues “la mina amenaza con contaminar el río Lempa, principal fuente de agua para dos tercios de la población del gran San Salvador y fuente de abastecimiento para la pesca, ganadería y agricultura”.

Engañan a la población y le mienten, pues se dedican a comprar la voluntad de las comunidades cercanas con carreteras, pintura de escuelas, apoyo en campeonatos deportivos y ferias locales.

Ofrecen puestos de trabajo, pero sin las debidas prestaciones laborales. Después de fracasar su proyecto, en el 2013, la minera ENTREMARES despidió a sus trabajadores, y nunca los indemnizó. Otros que sufrieron accidentes fueron despedidos sin atención médica.

La empresa Bluestone. Ahora la empresa BLUESTONE ofrece trabajos, pero a personas que no son de las comunidades cercanas a la mina. Además, “no cuenta con la licencia ambiental y no ha presentado un nuevo estudio de impacto ambiental, el cual debe ser socializado debidamente con toda la población, sus autoridades y organizaciones de contraloría ambiental para garantizar el derecho a la información”.

El interés de la empresa es meramente económico para su propio beneficio, pues “pretende extraer 2.4 millones onzas de oro, con un valor de 1,800 dólares la onza”. Mientras que la población de Asunción Mita se quedará con millones de toneladas de tierra contaminada, agua contaminada por el drenaje ácido de mina, fuentes de agua secas, ríos y lagos contaminados, daños a la salud, riesgo de padecimientos como el Hidroarsenisismo Crónico Endémico (HACER), enfermedad de la piel por consumir agua contaminada con sales de arsénico y otras enfermedades asociadas a la minería, como daños en la piel, en los pulmones y diversos tipos de cáncer.

Nuestra posición. Ante esta situación, no podemos permanecer indiferentes. Las fuerzas vivas de la Iglesia y de la sociedad deben expresar su rotundo rechazo. El anhelado y urgente desarrollo del país no pasa por este tipo de industrias extractivas.

La población de Asunción Mita se debe levantar y rechazar “esta maniobra de las empresas ENTREMARES Y BLUESTONE RESOURCES, que pretenden engañar otra vez a las comunidades y presentar los resultados de esta encuesta como una consulta de aprobación de un proyecto que aún no cuenta con las licencias respectivas ni pretende respetar el derecho a la información y la consulta de los pueblos de Guatemala y el Salvador”.

No podemos permitir que élites económicas muy poderosas arrasen con los bienes de la tierra que pertenecen a todos, “que en el afán de generar riquezas materiales se sacrifiquen las condiciones de vida de pueblos enteros y se deterioren valiosos ecosistemas como lo reitera el Papa Francisco en Laudato Si”, han escrito los obispos del CELAM en su carta pastoral “Discípulos misioneros custodios de la casa común”. (25 enero 2018).

Nos alertan frente al “interés codicioso” de estas elites económicas al “explotar la Madre Tierra hasta la última gota” que “lleva a transformar drásticamente los paisajes, talando bosques, desviando ríos, trazando carreteras, destruyendo la capa vegetal, y en fin, generando una serie de impactos” (n 11), que son irreparables.

Es necesario dicen los obispos “cuidar a los cuidadores de la casa común, porque no pocas veces son amenazados, maltratados, reprimidos y encarcelados por anunciar la buena nueva del reino y denunciar a los “dioses del poder y del dinero. Ya son muchos los mártires en América Latina que han dado su vida en la lucha por la defensa de la vida. Su sangre es semilla de libertad y esperanza”.

Conclusión. Sirva de estímulo para la lucha que debe librar el pueblo miteco, el compromiso, la convicción y el liderazgo de Bernardo Caal Xol, líder indígena del pueblo maya q’eqchi’ y defensor de derechos humanos y de la Madre Tierra, un preso de conciencia quien ha estado encarcelado injustamente por más de dos años, por defender el río Cahabón y las comunidades de Santa María Cahabón. Se criminaliza su compromiso por la defensa del medio ambiente.  

Por Factor4

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