Es tiempo de los médicos y no de los políticos

La actual crisis que vive la humanidad, exige que sean los médicos y el personal de salud, los que nos hablen y nos digan qué hacer. No es el tiempo de los políticos, acostumbrados a engañar, decir mentiras, y creer siempre que están en campaña electoral. Es el tiempo de la verdad, de una realidad que es amarga y que debe de enfrentarse con medidas drásticas, necesarias.

No caben las medias tintas, ni las posiciones a favor de ningún sector, es buscar que la pandemia no termine por destrozar a Guatemala, que es a nivel mundial, uno de lo más desfavorecidos en la salud pública, con altos niveles de pobreza y miseria que nos hacen vulnerables para enfrentar la actual crisis.

Es importante que el personal encargado de la salud, ese que se enfrenta con su vida a los enemigos invisibles que son los virus, no se enfrente a los enemigos visibles, que son los políticos. Debe haber una coalición positiva entre los que ejercen la salud y los otros, los que tienen el poder político y económico, para hacer posible que la pandemia no mate más gente por la irresponsabilidad.Además del personal médico y el Estado, también el sector privado tiene que asumir la responsabilidad histórica que demanda la actual situación. Se deben tener líneas claras y concretas que permitan sortear la pandemia de la mejor manera. 


Si España, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el sexto país a nivel mundial con el mejor sistema en salud, está colapsando, qué se puede esperar de Guatemala, que a nivel latinoamericano está considerado como uno de los peores en el área de salud, por su poca inversión al sistema de salud pública.

Cuando el país ya tiene infectados, es necesario que nadie oculte lo que está ocurriendo y que se le diga la verdad a la población. Hay que reconocer las limitaciones que existen actualmente en la asistencia pública en salud y no proyectar que todo está controlado porque no es así. El desbordamiento de los hospitales será una realidad en las próximas semanas, tal como ocurre en los países donde al coronavirus llegó para quedarse. Ni Estados Unidos con su poderío puede frenar la pandemia, menos España, Italia y el resto de naciones afectadas.

Es necesario insistir que ante la pandemia nadie tiene asegurado absolutamente nada. Que todos estamos en la misma burbuja, expuestos al contagio. El coronavirus no afecta solo a los pobres, también a quien posee recursos económicos. Por eso es tan importante abrir el espacio a los especialistas. Hay que darles la palabra. Dejar de lado a los políticos y encontrar el camino a través de quienes a diario se enfrentan a los peligros de las enfermedades que afectan al ser humano. 

Hasta este momento, ningún médico con autoridad se ha dirigido a la población. Esto le está correspondiendo únicamente al Presidente de la República, una figura política y no especialista, por más que sea doctor. No es epidemiólogo. Los profesionales de la medicina no pueden engañarnos al no ser políticos, sino servidores de la salud. Los médicos en esta pandemia, solo tienen un objetivo: salvar vidas. Están comprometidos con la enorme tarea de atender a los enfermos y luchar con todo para que se salven, sabiendo que en muchos casos, esto es imposible.

La actual crisis debe ser manejada por gente del gobierno que sea experta, por grupos de investigadores científicos, sobre todo, por el personal sanitario. Por quienes no estén dispuestos a aceptar el servilismo político. Lo que pasa en Guatemala no admite el espacio a los políticos, menos a la politiquería. Pero esto también le corresponde a los ciudadanos, a la población. Hay que obedecer las medidas que se tomen para evitar la expansión del coronavirus. No hay que poner en riesgo a más personas, menos a los ancianos. 

Este es el tiempo de ser solidario, ser empático y demostrar humanidad. No estamos solos, vivimos en comunidad y por ello, la responsabilidad es de todos.

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