Por: María López Gordillo
Locación: Bilbao, País Vasco, España
¿Qué hago? : Estudio una Maestría en Acción Humanitaria Internacional.
¿Desde cuándo estoy aquí? : Vine por primera vez en 2018 y me quedé cinco meses; cursé dos semestres en otros países, y hace poco más de un mes volví para escribir mi tesina.
¿Qué medidas está tomando el gobierno español?
El 14 de marzo, por Real Decreto, el gobierno declaró el estado de alarma para gestionar la crisis sanitaria provocada por el COVID-19. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, lidera la respuesta a la epidemia.
Desde entonces, el confinamiento es obligatorio, quienes no cumplan pueden ser sancionados con una multa desde 100 hasta 30.000 euros o un año de prisión, dependiendo la gravedad de la falta. No obstante, se permiten salidas individuales por causas justificadas o de fuerza mayor, como la adquisición de artículos de primera necesidad (alimentos y medicina), el desplazamiento al lugar de trabajo (solo establecimientos imprescindibles) o a centros de salud, la asistencia a personas mayores o dependientes, y pasear al perro.
Distintos cuerpos policiales, nacionales y autónomos, patrullan las calles para vigilar que se cumplan las medidas. El transporte público también ha reducido significativamente su servicio, aunque no lo han suspendido del todo.
Las fronteras terrestres, aéreas y marítimas han sido cerradas paulatinamente, no solo en España, sino a nivel de la Zona Schengen, por 30 días. Eso quiere decir que solo pueden ingresar españoles o personas de la Unión Europea que acrediten que están retornando a su residencia. Esto es algo que nunca antes había sucedido. Por ahora, la cuarentena se amplió 15 días más, hasta el 11 de abril.
En cuanto al tema sanitario, la recomendación en casos sospechosos, es quedarse en casa y llamar a la línea habilitada por el Consejo Sanitario para seguir instrucciones. Al mismo tiempo, se han adecuado espacios para uso sanitario en lugares públicos y privados, como hoteles y polideportivos.
Según la demanda, se ha regulado la gestión y tratamiento de cadáveres, especialmente en Madrid. Debido a que el personal médico no se da abasto, se prorrogó la contratación de médicos residentes de diversas especialidades, se suspendieron las rotaciones de internos para que presten servicios profesionales donde sea necesario, se autorizó la contratación temporal de personal con grado o licenciatura sanitaria sin título de especialista; así como de estudiantes, practicantes e incluso personal sanitario jubilado.
Se dio un plazo de 48 horas a todas las empresas o negocios que tuvieran productos sanitarios (mascarillas, kits de PCR para el diagnóstico, guantes, batas, ventiladores mecánicos, etc.) para ponerlo en conocimiento y a disposición del Ministerio de Sanidad. Igualmente, era obligatorio comunicar si las empresas tenían la capacidad para producir y suministrar estos productos.
Algo fundamental desde el principio, fue la creación de una base de datos homogeneizada para la recopilación y sistematización de información que mantiene actualizado el sistema, con información fiable sobre la evolución de la pandemia en cada comunidad autónoma. Es importante porque recoge información detallada y pública sobre el número de pruebas realizadas, casos nuevos, recuperados, fallecidos, sintomatología, tratamiento, etc.
¿Cómo estoy viviendo la cuarentena?
Afortunada y privilegiadamente, no me falta nada. Tengo agua, luz, internet y alimentos. Comparto el piso con otro estudiante, así que nos turnamos para ir al supermercado y sacar la basura, una vez por semana. Casi no salimos para nada. Al principio fue difícil, mi reloj biológico se descontroló. La falta de actividad física durante el día me causaba insomnio. O me levantaba a la una de la mañana con hambre y sin sueño.
En los últimos días he conocido más al chico con el que comparto vivienda, designamos todo el espacio como área común (el único balcón está en su habitación); establecimos una rutina de ejercicios, horarios de comida, trabajo y ocio. Cada uno a su ritmo, aunque es difícil seguirla. Trato de mantenerme informada, aunque establecí momentos específicos para estar en las redes y leer noticias, porque puede ser agobiante.
También me he registrado en un grupo de voluntariado local para apoyar a personas mayores vulnerables y en situación de soledad (haciendo recados básicamente), tomando medidas de higiene y prevención bastante estrictas. Aunque es raro que llamen. Quienes necesitan ayuda generalmente están en hospicios, y a las personas más independientes, las ves paseando a sus perros en la calle o en el supermercado, siempre con guantes y mascarilla.
Varias amigas han sido evacuadas de donde estaban y devueltas a su país de origen, principalmente España. Eso hace que me cuestione muchas veces, qué hago aquí. La comunicación constante con mi familia en Guatemala es vital, aliviana mucho la ansiedad y el estrés.
Estoy escribiendo mi tesis, por lo que me mantengo bastante entretenida; pero a veces me cuesta concentrarme, sabiendo que afuera hay personas luchando por su vida y la vida de otros.
Me preocupa más pensar lo que pueda suceder en Guatemala. Entonces, llegan las 8 de la noche y todos salimos a la ventana, a aplaudir por unos minutos, como muestra de solidaridad ante nuestra impotencia, para reconocer la labor del personal sanitario de todas las personas que hacen posible que la vida continúe allá afuera. Es el momento más alegre y esperado del día.
Edición y Corrección de Estilo: F4