Por Haroldo Sánchez
Una fiesta clandestina que sacó la parte oscura de un grupo de la sociedad guatemalteca.
Un sacerdote maya asesinado por el fanatismo religioso que no acepta a los otros.
Dos comunidades que siguen a la gresca y se matan entre sí, a pesar que se parecen tanto en sus mismas dificultades de vida.
Un niño secuestrado y luego asesinado en San Marcos.
Cada día más banderas blancas en las calles.
Médicos del hospital Roosevelt, mueren contagiados por el Covid-19.
Hospitales que siguen sin poder darle atención a sus propios trabajadores sanitarios.
Millones de quetzales aprobados en el Congreso para la emergencia y nadie sabe dónde están y quién se encarga de su manejo.
Un asesor extranjero que ordena destacar noticias que sean de lo más mediáticas, para desviar la atención de la población ante la inoperancia del Estado.
Un presidente que regaña, se queja y luego se ríe.
El ministro de Salud, rechazado por la gran mayoría, sigue en el puesto.
Gente que organiza una manifestación vehicular, en oposición a las medidas de cuarentena.
Grupos organizados que antes eran aliados del gobierno hoy despotrican en su contra.
Trabajadores que buscan cada día cómo llegar al trabajo, bajo la sombra de quedar desempleados si no se presentan.
Muchachos capturados por echarse los tragos en una cevichería.
Otros más, disfrutan de la libertad de hacer lo que les da la gana, sin temor a represalias.
La cola de quienes buscan un plato caliente brindado por Rayuela, se hace más larga cada día.
En la sexta avenida, creció el número de personas que piden dinero de forma desesperada, al ser los nuevos desempleados.
La violencia intrafamiliar presente en cientos de hogares enclaustrados.
Los embarazos de adolescentes, un mal que nadie puede frenar, menos en la pandemia.
La corrupción encontró en el coronavirus, una nueva forma de seguir operando sin miedo a las consecuencias legales.
Los bomberos, testigos presenciales del aumento de contagiados y del colapso de los hospitales públicos.
Más de 23,000 inmigrantes fueron detenidos o deportados de Estados Unidos, en un mes.
Elementos del ejército, bolos y fuera de si, por las calles de Izabal, a punto de ser linchados.
Un alto rango militar, celebra en pleno Toque de Queda, una reunión privada y exclusiva, por el aniversario del departamento de Finanzas del Ejército.
A pesar de la pandemia, Estados Unidos sigue deportando indocumentados, sin importar si están o no contagiados de Covid-19.
El transmetro preparándose para salir a las calles, pasando por encima de las recomendaciones de rebrote pandémico.
Quienes tienen un carro para movilizarse a su trabajo, ahora sufren al no poder usarlo cuando el número es par o impar y tiene prohibida la circulación; el jefe le dijo que viera cómo le hace para llegar.
Una flamante comisión contra el Covid-19, que no tiene poder de cambiar la actual situación, menos de ejecución.
Bandas de ladrones que roban víveres, ya sea a quienes salen de los supermercados o bien, se llevan un vehículo repleto de alimentos para repartir a gente necesitada.
Diputados que poco hacen ante la crisis que viven los guatemaltecos.
Cada día, rumores y más rumores del despido del ministro de Salud, que sigue firme… por el momento.
Decenas de empresarios de restaurantes, presionados para pagar el alquiler o tienen hasta fin de mes para abandonar el lugar; comprensión cero, ante la crisis.
Periodistas que se pelean en el chat con la vocera del ministerio de Salud.
Cientos de avisos de suspensión de contratos, previamente aprobados.
Migrantes dejados a su suerte por Guatemala, en los centros de detención en Estados Unidos.
Niños sin sus padres, metidos en centros de acogida en la frontera Estados Unidos-México, sin ningún tipo de protección ante la pandemia.
La brasileña, Sara Winter, traída al país para dar charlas de moral y buenas costumbres a jóvenes alumnas de colegios privados, también dio un taller a los diputados, y resultó ser la organizadora de bandas armadas, exaltación del nazismo y difundir noticias falsas. Ella era adalid de la defensa de la vida y la familia. Hoy está presa en Brasil.
El hospital San Juan de Dios ya no hará cirugías a los pacientes de cáncer.
Ahora resulta que hay “misas clandestinas”, donde la gente se puede enfermar, “por la gracia de Dios”.
Epidemiólogos guatemaltecos piden que se brinde información verídica a la población ante los casos de coronavirus.
La mayoría de centros de salud, desprovistos de lo mas elemental para la atención de los vecinos.
Esta es la Guatemala de hoy, en época de la pandemia.
Factor4
si es cierto pero entonces dejen de criticar y busquen una solución oh si usted estuviera en ése puesto lo aria mejor?
Vos si que sos optimista jajaja….pero en serio gracias por darnos las malas noticias….la historia dice que en el antiguo Egipto
Bueno eso no importa…lo que si importa es que todos los guatemaltecos hagamos lo mejor que podamos para salir de esta crisis….el mero preciso empezo bien con esto del covid hadiendo hospitales- cerrsndo el pais a tiempo pero el sólo no puede con todo el paquete…hay que ser consciente y seguir las nuevas reglas del juego….Y si el ministro de Salud paquetes cuetes….hagamos nuestra parte y seamos mejores personas que no digan que los chapines somos lo peor…que viva Guatemala muchaa
A SU MADRE , DE VERDAD VERDAD QUE HICIERON COIN TODA LA MILLONADA QUE FUE APROBADA Y TODA LA AYUDA QUIEN ESTÁ HACIENDO SU AGOSTO EN PLENA PANDEMIA Y YO QUE PENSÉ QUE ESTE ES EL PRESIDENTE QUE NECESITABA GUATEMALA. A SU MADRE.