LA CANCION ALTERNATIVA EN GUATEMALA

Apuntes antropológicos para su caracterización.

Por Fernando López Cantautor guatemalteco

Estos apuntes son un extracto de un trabajo de tesis del autor, desde el cual se realiza una etnografía de la canción como elemento contracultural que acompañó procesos sociales de los años ochenta en Guatemala y de otros trabajos suyos, publicados en revistas especializadas del país, con el fin de aportar elementos teóricos para caracterizar la canción -alternativa- en Guatemala.


Antecedentes: Nueva canción, nueva trova cubana y canción alternativa guatemalteca

Las expresiones artísticas contraculturales son parte del movimiento universal que sigue la cultura en su desarrollo. Empiezan a cobrar consistencia a partir de los años sesenta, especialmente en Europa y en Estados Unidos. En países periféricos, especialmente latinoamericanos y centroamericanos, este oleaje posmoderno llega tardíamente, y adquiere dimensiones y particularidades en espacios y tiempos específicos.

Para hablar de la canción, el género «Nueva Canción», empieza a configurarse en Chile en los años setenta, casi coincidentemente a la ascensión del gobierno democrático popular, y específicamente al regreso de algunas de sus figuras principales, después de un largo tiempo de vivencia e influencia cultural en Paris, Francia, de donde retoman y participan de esta ruptura posmoderna en la cultura.  Tal es el caso de Violeta Parra, entre otros,[1] quien al volver empieza su labor pionera en la formación de lo que sería el movimiento de la «nueva canción latinoamericana«.

En este espacio temporal aflora una marcada tendencia a la interpretación e imitación de la música andina, producto de la búsqueda de identidad resultante de este género en Chile, que pronto se irradiaría a los demás países de Latinoamérica.  En nuestro país, curiosamente, esta forma de canción de los años setenta aún persiste. Del mismo modo, la gestación del movimiento de «Nueva Trova Cubana», se inicia en el año 67, con la integración del Grupo de Experimentación Sonora del Instituto Cubano de Artes e Industrias Cinematográficas (ICAIC), caracterizado por la influencia «BEAT»[2] surgiendo de él. «La Nueva Trova Cubana»,[3] en 1971, que entronca y rompe a la vez con «La trova Tradicional» cubana. 

Este sin duda, tuvo un importante y fundamental apoyo del proceso socialista cubano.  Sin embargo, vemos cómo dentro de este mismo sistema, esa «nueva» tendencia en la canción, tuvo grandes problemas, al ser minusvalorado su papel crítico.  Esto lo explica Silvio Rodríguez, de la siguiente manera:

   «Había gente, incluso dirigentes, que no creían en nosotros porque la crítica nunca se había escuchado a través de la canción.  Nosotros empezamos a criticar sin pedirle permiso a nadie y hubo gente que malintencionadamente malinterpretó (…) y trataron de silenciarnos»[4]

Vemos entonces cómo la «nueva trova», coincide con esa ruptura en las artes que se estaba gestando universalmente y tuvo que abrirse espacio por sí misma, incluso en Cuba.  Es producto de la Revolución cubana, pero a su vez, surge dentro de esta contracultura artística de la posmodernidad.  Su denominación «nueva» lo deja claro.  Este fue un movimiento que desarrolló la forma trovadoresca propia y específica de los cubanos cuya influencia se hizo sentir inevitablemente, al igual que la canción chilena, en todos los países latinoamericanos, mayormente en tiempos de la creciente emergencia de los movimientos insurgentes en los mismos.

La emergencia en Guatemala de una canción con atisbos originales, influenciada en alguna medida por los movimientos artísticos anteriores, ha dado lugar a una confusión conceptual en dos sentidos. En primer lugar, se tiene la falsa concepción de que, el término «nueva trova» designa un género musical (desprovisto de toda significación histórico-social) del mismo modo en que se difunde acríticamente el rap, rock, merengue, salsa u otros géneros comercializados masivamente.  Se ha aventurado a denominar «nueva trova guatemalteca» a todas aquellas personas o grupos que interpretan el repertorio conocido en los círculos intelectuales de la izquierda y de centro derecha snob.

No es casual que, incluso, cantantes comerciales del «pop», aspiren por snob o aventura, a llegar en algún momento a cantar «nueva trova» a juzgar por que las canciones cubanas representan para aquellos, una nueva moda susceptible de ser incorporada miméticamente a su repertorio.

En segundo lugar, se ha dado una confusión conceptual a raíz de la carencia de aportes y discusiones de la identidad de la canción alternativa guatemalteca.  Esta se ha hecho notar a través de algunos medios de comunicación y otros trabajos escritos.

Ilustrativo de lo anterior, es la concepción de Enmy Morán en su trabajo de tésis: 

«En nuestro país la ‘nueva trova’ está gestándose a partir de grupos de cantautores y solistas, que desde hace algunos años han venido trabajando en ello; tal es el caso del grupo Canto General y del cantautor Fernando López…»[1]

El término «nueva trova cubana», designa específicamente al movimiento cubano de la canción, en contraste a la «trova tradicional cubana». De esta manera los cantores cubanos designan la identidad propia de su canción, por medio de la cual comparten y se proyectan al mundo, junto a otras vertientes musicales igualmente importantes: el son, la salsa, etc.

En el proceso de formación del movimiento del canto guatemalteco, dentro del que se encuentran muchos y valiosos exponentes, si bien se reconoce la influencia de trovadores cubanos junto a la de muchos otros cantores de habla hispana, en el actual momento debe trascenderla para lograr identificar un género propio en nuestro país. 

Debe dotar de un nombre propio a nuestra expresión que aún no termina de configurarse, pero que deberá identificarnos ante el mundo. ¿Cómo deberá sonar la canción guatemalteca si no damos oportunidad para sentirnos valiosos e íntegros en elementos culturales propios para compartir con los demás? ¿Dónde dormita aún la canción que identifica nuestra naturaleza contradictoria y mestizamente colorida? ¿Por qué dejar que los otros sigan cantando por nosotros?


Edición Factor 4

            

La canción alternativa en Guatemala

El estudio del género artístico de la canción guatemalteca, con sus diversas acepciones: urbana, nueva canción, canción alternativa, etc., es relativamente reciente. Su discusión apenas comienza a delinear sus contornos teóricos y por lo tanto aún se palpa la carencia de aportes conceptuales, especialmente en lo referente a la dimensión simbólica vinculada con el rescate y resignificación de la memoria colectiva. 

Hasta el presente, tres trabajos contribuyen a la discusión. El primero se enmarca dentro de la historia oral guatemalteca, por tanto, reconstruye los antecedentes históricos que ha tenido la canción vinculada a las luchas sociales en el país, destacando la función connotativa y política de la canción dentro del movimiento social guatemalteco.[6]

El segundo[7] es un importante y prolijo trabajo de recopilación de antecedentes acerca de los  movimientos de la canción a nivel latinoamericano; hace una descripción aproximativa de los grupos más representativos de cada país; recopila información de los festivales y certámenes realizados en Guatemala dentro del movimiento de canción alternativa y realiza una somera caracterización biográfica de algunos de sus integrantes. Exalta la función connotativa social de la canción en la medida en que ésta «…logra despertar la reflexión y sensibilización del pueblo.»

Estos intentos, por tanto, han avanzado en recuperar el rol que este género ha desempeñado en el contexto de las luchas sociales. Se le ha analizado como un medio utilizado por los movimientos sociales para convocar a los sectores populares a sumarse a sus planteamientos.[8] Morán resalta su «…capacidad de influir en los hombres, transmitiendo ideas y como instrumento en la lucha ideológica…» [y específicamente] …en el caso del nuevo canto, esta característica es la que más se debe tomar en cuenta, si queremos utilizarlo como formador, agitador de conciencias sociales…»[9]. En el mismo sentido Siú destaca que «…cumple el canto nuevo una función social, y es la de coadyuvar a concientizar y llamar a reflexión sobre problemáticas sociales diversas…».[10]

Encontramos similitud en ambos enfoques, en la medida que destacan la función connotativa que la canción ha desempeñado en el acompañamiento de los procesos sociales; es decir, la acuerdo a los procesos sociopolíticos; no obstante se pierde de vista que si bien la canción forma parte canción entendida como un instrumento para desencadenar pensamientos y acciones de los movimientos sociales, la misma también deviene como género dentro del movimiento cultural, adquiriendo su propia identidad y desarrollándose además como expresión artística. 

Así, en la discusión de los trabajos anteriores la dimensión artística y simbólica de la canción, no había sido caracterizada. Este vacío es lo que quizá hace que, en la cotidianidad, al género musical cercano a los sectores contraculturales y populares, se le asignen diferentes calificativos: canto nuevo, nueva trova, nueva canción, etc. Siú propone la utilización del término Canto alternativo, pero no fundamenta por qué y cómo se enmarca en nuestro contexto; avanza diciendo que en la canción alternativa «…existe una búsqueda constante de una manifestación estética con calidad humana y musical.  No simplemente de ‘protestar’ en una forma destructiva, sino tratando de mejorar la situación de la vida diaria sin que se pierda los valores humanos como la vida, la sensibilidad, respeto al pensar, etc.«[11] Muestra elementos importantes de la canción alternativa, pero no logra profundizar en el sustento teórico para caracterizar conceptualmente dicha expresión.

El tercer trabajo[12] avanza a la luz de la teoría antropológica, haciendo una caracterización los elementos teóricos que sustentan la canción como expresión artística cultural, resaltando su función poética y evidenciando la necesidad de que este género adquiera independencia de las tendencias comerciales y utilitarias que le frenan en su desarrollo y proyección. En éste, se propone un concepto de canción Alternativa como género artístico que se encuentra en proceso de construcción constante y que para adquirir naturaleza propia  debe ser portador de elementos de las dimensiones: estética, creativo-poética, simbólica, político- histórica, poético-comunicativa y oral, asimismo, como un género de canción que se está construyendo como propuesta contracultural a la canción masificada comercialmente,  y contracultural también a la canción militante de agitación.

En suma un género artístico caracterizado por: I) nutrirse de los aportes artísticos de las corrientes musicales contraculturales desarrolladas universalmente, pero que trata de abrirse paso a una expresión que no quede atrapada miméticamente en ellas; II) desarrollar formas artísticas de un alto contenido simbólico, que permiten resignificar la historia, la cotidianidad y los proyectos de futuro de los guatemaltecos; III) ser portadora de una riqueza poético musical en la que se reflejen y anuncien valores humanos renovados; IV) recrear vívidamente el acontecer humano de una manera estética; V) poseer una vocación creativa, fundada en el trabajo y estudio constante para que su propuesta sea cada vez mejor y pueda otorgar  identidad propia y formar parte del género de canción universal; VI) despertar un entretenimiento sobrecoger y activo en quienes la escuchen, readecuando los ritmos y los contenidos para que inspire vida y alegría de vivir; VII) buscar tenazmente formas inéditas de comunicar la defensa de las cambiantes aspiraciones humanas y sociales; VIII) impulsar la realización de un inventario de su expresión a través de grabaciones y medios técnicos adecuados, hacer un registro de calidad de tal manera que quede un testimonio en el tiempo y la historia del canto guatemalteco, que pueda a su vez, contribuir a consolidar la identidad del género artístico de la canción.[13]

Del marco anterior se puede concluir que actualmente se ha avanzado en el estudio y sistematización de la experiencia de la canción dentro de las luchas sociales en el marco del conflicto armado en el país, se ha podido advertir y sustentar su función connotativa y social.  Por otro lado, se ha caracterizado conceptualmente a la luz de la teoría antropológica, rescatando esencialmente su función poético-comunicativa y creadora, y se ha propuesto una definición teórica para este género contracultural en el país. No obstante, se sigue vislumbrando la necesidad de estudiar este género desde la perspectiva histórico-antropológica, como dispositivo de mediación en la construcción de significados colectivos y en función del rescate de la memoria y su contribución a la reconstrucción del imaginario en la identidad guatemalteca.


 

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[1]. Cfr. Morenos Rivas, Yolanda, 1979; pp. 15-17, citada por Fernando Siú en «Función social del canto nuevo guatemalteco en la década del 80-90.  El caso de José Chamalé»: Departamento de Arte de la Facultad de Humanidades, USAC.  Guatemala, 1,994. Trabajo de tesis previo a optar al título de Licenciado en Arte. p.33.

[2]. Morán, Enmy.  Op. Cit.  p.50.

[2]. Los Beatles fueron una corriente contracultural que influyó notablemente a muchas generaciones de músicos alrededor del mundo, especialmente en el «arte pop», (la «nueva Trova» no escapa a esta influencia BEAT), pero sus propuestas fueron desvirtuadas por el capital, el cual «universaliza, masifica, vende y desvirtúa» las expresiones disidentes a fin de convertirlas en subculturas de consumo. La cita siguiente nos ilustra lo anterior: «Mientras fuera se oían los gritos y jactancias de sus jiras rompe-records, los Beatles permanecían agazapados dentro de la gigantesca maquinaria que los transportaba alrededor del mundo.  Habían entrado allí en 1963, obligados por las presiones exteriores, y allí permanecían cerrados herméticamente (…) se quedaban en sus habitaciones fumando, jugando cartas, tocando la guitarra, matando el tiempo (…) Ser lo suficientemente ricos, poderosos y famosos para entrar por cualquier puerta no servía de nada.  Estaban atrapados.» (Hunter Davis: Los Beatles: Biografía autorizada, citado por Luis Brito García, en «El imperio contracultural: del rock a la postmodernidad».  Editorial Nueva Sociedad, Venezuela, 1991. p.105)

[3]. Valdéz, Carmen, 1984; citada por Fernando Siú, Op. Cit., p.18.

[4]. Rodríguez, Silvio.  «En el principio no había nueva trova» en Extractos de una entrevista conducida por Rina Benmayor, La Habana, Marzo de 1,980.  Cuadernillo de información del Disco Compacto: Canciones Urgentes, Los clásicos de Cuba 1, Los grandes éxitos.  Sire Records Company, 1,991. NYC, EE.UU. 

[5]. Morán, Enmy.  Op. Cit.  p.50.

[6].Morán A. Enmy J. «La utilización de la música popular en los movimientos sociales de la ciudad de Guatemala», Escuela de Historia USAC. Guatemala, noviembre de 1,991. Trabajo de tesis, previo a optar al título de Licenciada en Historia.

[7].Siú García, Fernando.  «Función social del canto nuevo guatemalteco en la década del 80-90.  El caso de José Chamalé»:Departamento de Arte de la Facultad de Humanidades, USAC.  Guatemala, 1,994. Trabajo de tesis previo a optar al título de Licenciado en Arte. 

[8].»Se dan este tipo de canciones populares (parodias), a principios de los sesentas, dentro del período de gobierno de Miguel Ydígoras Fuentes y la fundación del movimiento guerrillero guatemalteco (13 de noviembre) adaptándose la música de algunas canciones infantiles como la RANA y el MATATERO … a letras que indicaban el sentir y pensar de estos grupos con respecto al bienestar social, económico y político de nuestro país, sobre todo en favor de la insurgencia … Dentro de estas jornadas de insurrección, se da inicio a una nueva etapa del movimiento popular, el cual ha hecho uso de todos los elementos posibles a su alcance, utilizados como instrumentos en la lucha a nivel político e ideológico, tal es el caso de la música popular para consolidar el movimiento, ejemplo de ello están las canciones que utilizaron para instar al pueblo guatemalteco a unirse a su lucha, canciones éstas que llevaban implícitos mensajes o llamados a la conciencia y a la reflexión a pesar de la contrainsurgencia que se gestaba hacia entonces.» (Morán Aguilar, Enmy. Op. Cit. p.33)

[9].Ibid. p. 39.

[10] Siú García, Fernando.  Op. Cit., p.122.

[11].Ibid.

[12] López, Fernando. “Canción y contracultura: aproximación antropológica al Círculo Experimental de Cantautores dentro del movimiento de Canción Alternativa.  Ciudad de Guatemala, 1988 – 1991”  Tésis de licenciatura en Antropología, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala; 1996.

[13] López, Fernando.  “La canción alternativa. Un esbozo teórico”  En Revista Tradiciones de Guatemala, No. 49; Centro de Estudios Folklóricos de la Universidad de San Carlos de Guatemala, 1998, pp. 167 – 215.

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