Tipos de mascarillas ¿de qué forma nos protegen?

Por Daniela Sánchez Lemus

La OMS recomienda el uso de mascarillas para toda la población en general, siempre que no se pueda mantener la distancia de seguridad en zonas de transmisión como el transporte público, tiendas o espacios cerrados.

En un principio, las organizaciones mundiales de salud, aconsejaban el uso de mascarillas para personas con síntomas, que hubieran estado en contacto con infectados y personal sanitario. Sin embargo con la evolución de la pandemia derivada de la COVID-19,  los criterios han ido cambiando. 

Resultado de una investigación requerida, a expertos, por la OMS, la cual fue   presentada en una rueda de prensa en junio pasado por su director Tedros Adhanom Ghebreyesus, se enfatizó la importancia de complementar el uso de mascarillas con otro tipo de medidas como la higiene de manos y el distanciamiento personal: «Las mascarillas por sí solas no protegen de la COVID-19«, aseguró Adhanom.

No todas las mascarillas tienen la misma eficacia para evitar contagios por COVID-19. Desde Factor 4, investigamos cuáles son  los distintos tipos de mascarilla utilizados para evitar contagios  y sus características.

Recomendaciones uso seguro de mascarilla OPS

Mascarillas  FFP2 (N95)  para enfermos crónicos y mayores de 60 años

La OMS recomienda el uso de mascarillas médicas de tipo FFP2 /-N95- para personas mayores de 60 años y enfermos crónicos que se encuentren en espacios públicos, donde no sea posible mantener la distancia de seguridad de dos metros. Este tipo de mascarillas son recomendables para todo el personal de centros médicos que trabajen en áreas de riesgo de contagio, «traten o no a pacientes de COVID».  A diferencia de las mascarillas quirúrgicas, las mascarillas filtrantes están diseñadas específicamente para proporcionar protección respiratoria al usuario,  al crear un sello hermético contra la piel y no permitir que pasen partículas peligrosas presentes en el medio ambiente como gases, vapores, aerosoles y agentes infecciosos.

Existen tres categorias de mascarillas  FFP2 [filtering face pieces (ffp), por sus siglas en inglés] :

  • la FFP1 filtra por lo menos un 80 por ciento de las partículas de hasta 0,6 micrómetros.
  • la FFP2 al menos el 94 por ciento.
  • FFP3 un 99 por ciento.

Caretas Protectoras

Según un artículo de opinión publicado en la revista de la Asociación Médica Estadounidense, (AMA) – American Medical Association-, las caretas son fáciles de limpiar con agua y jabón, a diferencia de las mascarillas no es necesario quitárselas para facilitar la comunicación.  Asimismo, cubren un área más amplia del rostro incluyendo los ojos, una de las  vías de entrada para el SARS-CoV-2.

«Son cómodas de usar, protegen los portales de entrada del virus y reducen la potencial autoinoculación, ya que evitan que el usuario se toque la cara»

doctor Eli Perencevich, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Iowa.

Los autores del artículo consultado, no recomiendan el uso de las caretas como única medida,  sin embargo consideran que puede ser un elemento más, dentro de las estrategias de contención del coronavirus que incluya el lavado de manos, distancia social y rastreo de contactos. Su uso no basta para sustituir a las mascarillas.


Mascarillas quirúrgicas

Este tipo de mascarilla es el que suele utilizarse en hospitales, centros de salud y clínicas médicas. No ofrecen protección a sus portadores, sino a su entorno.  El personal sanitario las utiliza para no contagiar a sus pacientes.  Hay distintos tipos  según eficacia para filtrar bacterias, resistencia  a la humedad que se expele y  resistencia que ofrecen a la respiración. A diferencia de las N95, las mascarillas quirúrgicas no protegen contra los aerosoles y no son una protección suficiente cuando se está en contacto directo con pacientes con COVID-19, durante procedimientos que generan aerosoles. Según fuente consultada puede proteger al personal sanitario de la exposición a personal asintomático o a pacientes que pueden no haber sido identificados como portadores de la COVID-19.

El beneficio de la mascarilla quirúrgica es que es resistente a los fluidos y nos protege contra gotas grandes o salpicaduras de fluidos corporales, al  contar con filtros que retienen los aerosoles exhalados por la persona que la usa. En el caso de estar la persona contagiada, evitará en buena medida la propagación del virus.

Las mascarillas desechables, no deberían usarse más de una vez, ante la posibilidad de virus y bacterias albergadas en las mismas.  


Mascarillas caseras

Existen aún división en las opiniones sobre su eficacia para evitar ser contagiado/a  o contagiar a los demás al utilizar solamente mascarillas caceras. Especialistas coinciden que este tipo de mascarillas  no son garantía de protección ante la COVID-19 ya que es muy fácil que  el virus se  filtre por la tela, la cual no hace de barrera. Sin embargo en cierta medida puede ayudar a que una persona contagiada no esparza el virus.

La OMS, advierte  que las mascarillas confeccionadas con algodón pueden ser una fuente potencial de infección; al no ser resistentes a los fluidos, pueden retener humedad y contaminarse.


Es importante recordar que algunas personas pueden ser contagiosas  antes de que se hagan visibles los síntomas de la COVID-19. Otras pueden ser Asintomáticas y  ser fuente de contagio  sin saberlo, es por ello que el uso de la mascarilla, se hace indispensable a pesar que está comprobado que ninguna ofrece seguridad total.  Es un elemento indispensable para protegernos y proteger  a quienes tenemos cerca.  

Una idea importante  de desmitificar,  es la que circula en redes, diciendo que el uso de mascarillas puede causar niveles bajos de oxigeno, o por el contrario que el nivel de dióxido de carbono sube. No hay estudios científicos que demuestren ninguna de las dos premisas son ciertas. Por el contrario utilizar mascarilla mientras nos ejercitamos ejerce una mayor presión sobre el flujo del aire, debido a que la respiración cambia; en este caso no es aconsejable el uso de mascarilla, sin olvidar que el distanciamiento social se hace imperante si no se tiene puesta la mascarilla.

Las mascarillas, caretas y lentes de protección ayudan a  que  las macropartículas, que salen de la boca y nariz cuando se habla, estornuda o se tose, no se esparzan en el aire y contagien a quien no está contagiado.

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