La incorporación de las mujeres poqomames a la Resistencia Pacífica de Santa Cruz hace eco de las luchas de las mujeres guatemaltecas y latinoamericanas que defienden sus territorios, contribuyendo a que la sociedad entera tenga una mirada crítica a las consecuencias de la destrucción de sus territorios, desafiando roles de género y estereotipos, creando espacios desde el cuidado colectivo para llegar al bien común e individual.
Por Daniela Sánchez Lemus
Chinautla es un municipio del departamento de Guatemala, a 12 kilómetros al norte de la capital. A pesar de la cercanía, el contraste es grande, para llegar hay que atravesar una de las calles más transitadas de la ciudad, la calle Martí, una arteria de cuatro carriles que sirve de salida y entrada de la capital, la cual suele estar congestionada con transporte pesado, automóviles y autobuses.
Al ingresar al municipio, en menos de 15 minutos, el panorama cambia por completo. El camino es de tierra y se siente en el ambiente el polvillo que levantan las areneras y piedrineras. Poco queda de las grandes extensiones de tierra divididas con árboles de izote, de ahí una teoría (sin confirmar) del significado de su nombre: Chicunauh-tla (confinado por cercas). También se conoce que su nombre viene de los vocablos poqomam “Xina” (agua caliente) y “Jutla” (Caracol de agua o jute).
De las quebradas de agua transparente rodeadas de sembradíos de apazote donde la población solía pescar en un río, se bañaban y lavaban la ropa, solo queda el recuerdo.
Chinautla fue famosa por la alfarería elaborada en Santa Cruz, una de las 9 aldeas del municipio, antigua cabecera municipal de la cual solamente permanecen los restos del antiguo campanario y una pared de la iglesia. Del puente antiguo no queda rastro.
Por generaciones, la alfarería ha sido una de las principales fuentes de sustento de la población en Santa Cruz. Las piezas artesanales se elaboran con barro blanco, rojo y negro (el mismo barro que ha usado el pueblo poqomam que habita la región desde el siglo XV) extraído del Río Chinautla y de la superficie arenosa de los cerros de Chinautla, donde se recolectan cáscaras de pino y paja para su horneado. “El proceso de la alfarería de Chinautla es una técnica milenaria, que se ha degradado debido a la contaminación del Río Chinautla”, dice el ambientalista Julio González, del Colectivo Madreselva. (1)
Para llegar a Santa Cruz se debe atravesar un puente hecho por la misma comunidad. Según testimonios de la población el puente se lo llevó el río, la maquinaria pesada de una de las areneras que operan en el lugar descargó arena hasta que se lo llevó. El que está ahora es de emergencia.
En 2012 durante el gobierno de Álvaro Colom (2008-2012) se le adjudicó a la empresa Grupo Beta Constructores la construcción de un puente, el cual dejó inconcluso. Once años después, en 2o21, vecinas y vecinos de San Julián apoyaron económicamente para que la población de Santa Cruz continuara con la obra.
Los movimientos de tierra que realizan las empresas extractivas del área causan degradación y contaminación. Chinautla es uno de los municipios donde más se extrae arena y piedra para construcción, según mapeo del Ministerio de Energía y Minas (MEM).
Camino a Santa Cruz se observa maquinaria pesada extrayendo arena, camiones intentando pasar en un camino estrecho sin asfaltar. El panorama lo conforman casas agrietadas por el movimiento constante de tierra. El sonido de la calle, desde horas de la madrugada hasta el fin de la tarde, es el ruido estridente de los camiones que cargan arena y piedrín.
Razones para resistir
En 1995 el “Estudio técnico para determinar el impacto de la extracción de arena del río en la población de Chinautla” realizado por el Instituto de Sismología, Vulcanología e Hidrología (INSIVUMEH), el MEM y la CONRED, determinó que la explotación antitécnica de arena y grava en el cauce de los ríos del municipio, provoca daños a las personas y sus bienes, a las obras y al ambiente. Desde entonces la población ha presentado denuncias ante la Dirección General de Minería, por los daños causados al ambiente y a las personas. De igual forma las Brigadas Internacionales de Paz (PBI) en su informe de acompañamiento a la Multisectorial de Chinautla en el año 2018, confirma que los proyectos de extracción de arena provocan no solo enfermedades respiratorias, sino alteraciones en el cauce de los ríos y las riberas.
La resistencia y la manifestación pacífica, es una de los mecanismos que la población Poqomam de Santa Cruz encontró para que su derecho a vivir en un entorno limpio de basura y de polvo sea restaurado. Actualmente hombres, niñas, niños y mujeres de Santa Cruz y Cantones afectados del municipio salen a las calles.
Caminan largas horas, entre el tráfico de la ciudad y la indiferencia de la ciudadanía en general, desde Chinautla hasta el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y al MEM, exigiendo que las empresas extractivas como la arenera la Primavera que opera con licencia vencida desde diciembre del 2021 y la piedrinera San Luis cuya licencia venció el 25 de junio de 2022, respondan y dejen de extraer sin realizar Consultas Populares.
La multisectorial de Chinautla, integrada por población maya poqomam, comunidades de siete cantones de la municipalidad, iglesia católica y evangélica del Municipio de Chinautla la Vieja, Asociaciones de Jóvenes, Consejos Comunitarios de Desarrollo (COCODES) y la Asociación de Mujeres Alfareras, sostienen una lucha constante contra las areneras que siguen operando al margen de la ley.
El pasado mes de septiembre en el Encuentro de Mujeres Alfareras de Santa Cruz, conocí a María del Rosario López y López y a Nohemí Gerónimo, ambas mujeres mayas pocomanes con raíces en Chinautla. Las dos son alfareras y pertenecen a las Resistencia Pacífica de Santa Cruz, la cual es una forma de lucha política, basada en la no violencia, que conlleva diversas acciones puntuales como manifestaciones, o acampar durante meses con un fogón comunal al centro del campamento, en donde 40 mujeres reúnen dinero para comida, bromean, ríen, conviven, hacen turnos para cocinar y permanecer en el campamento; dentro de las acciones que se plantean es cerrar la carretera principal hasta que el gobierno las escuche. Para ellas “resistir es vivir”.
El pueblo Poqomam lleva más de 27 años intentando sobrevivir a la contaminación de basura que llega por el río de las vacas desde la ciudad capital en época de lluvias y a las consecuencias de la extracción no controlada de arena, la cual se da en las cuencas de los ríos Las Vacas, Chinautla y Saljá desde hace más de 25 años.
Una de las mujeres involucradas en los procesos de la Multisectorial de Chinautla es Thelma Iris Pérez, mujer maya Ch’orti integrante de la Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario. Para Thelma la lucha de las mujeres de la Resistencia Pacífica es resultado del cansancio por las enfermedades respiratorias y diarreas que sufre el pueblo maya poqomam de Santa Cruz al estar expuesto a las grandes cantidades de basura que llegan del basurero de la zona 3 hacia el río Chinautla y al polvo incesante de las areneras.
Al consultar al Ministerio de Energía y Minas (MEM), su postura ante la persistencia de la piedrinera San Luis y la arenera La Primavera de continuar con las labores de extracción, la respuesta fue el silencio. Al cierre de este reportaje no fueron respondidas solicitudes de acceso a la información pública vía electrónica, ni requerimientos hechos por teléfono. Ambas empresas siguen extrayendo arena y piedra amparados por el MEM a pesar que la Dirección General de Minería hizo constar en un documento que tanto la arenera como la piedrinera no han cumplido los requisitos para que sus licencias sean prorrogadas. Es esta indiferencia por parte de las instituciones del Estado, una de las razones más importantes por las que las mujeres de Santa Cruz siguen luchando.
María del Rosario
Entre las estrategias utilizadas por las empresas extractivistas está la criminalización a quienes defienden su territorio. María del Rosario López y López, mujer poqomam, autoridad ancestral, artesana, madre de familia, se unió a la Resistencia Pacífica en junio de este año al ver el esfuerzo de su esposo el líder comunitario Efraín Martínez, miembro de las Autoridades Indígenas y Ancestrales de Santa Cruz, quien está demandado por su lucha por una de las areneras.
En comunicación telefónica, don Efraín relata que en el 2018 los dueños de las areneras (omite el nombre) denunciaron a 2 hombres de la resistencia y ahora en 2022 hay 8 hombres denunciados. Situación que le causa temor. Es este sentimiento que Rosario percibió en él, el que le da voluntad para acompañar las caminatas de protesta hasta el MEM y la Casa Presidencial.
La experiencia de manifestar no siempre ha sido positiva, Rosario afirma que “todas y todos somos discriminadas y criminalizados. El Estado nos cierra las puertas. El Ministro de Energía y Minas sale por otro lado para no darnos la cara, cuando llegamos al Ministerio, no nos atiende. Como mujeres nos discriminan de muchas formas. No tenemos un ambiente sano, estamos luchando contra la arenera y no nos hacen justicia, ni con la alcaldesa Elizabeth del Cid medrano encontramos apoyo”. Del Cid Medrano es sobrina del ex alcalde Arnoldo Medrano (1988-2015) quien concedió licencias para que areneras iniciaran procesos de extracción a gran escala, sin consultar a las comunidades, un derecho que al día de hoy la multisectorial sigue peleando. (2).
Pocos días después de mi visita a Chinautla, encontré a doña Rosario, manifestándose junto a las autoridades ancestrales de diferentes municipios, exigiendo al Organismo Ejecutivo acciones para atender el alto costo de la vida.
Maribel
Otra de las artesanas que decidió acompañar la Resistencia de Santa Cruz es Maribel Gerónimo, quien en un principio no sabía el por qué de la Resistencia, hasta que supo que era un bien para su hijos, para “todos sus hijos” (los de la comunidad). “El bien no es para mi, es para todos. Eso me motiva, acompañar las caminatas, a pesar que el Ministerio de Energía y Minas no nos pone atención ni nos da respuestas. La última vez (en junio de este año durante una manifestación frente al MEM) que se le preguntó al Ministro dijo que él no sabía. Eso da coraje. No nos dan esperanza de nada. No nos atienden”. Otra situación que motivó a Maribel para acompañar la Resistencia, y lo dice arrugando la nariz, como recordando algo desagradable, “toda la suciedad de la capital nos la mandan para acá, cuando el río se crece el olor es insoportable, huele a humedad mezclada con putrefacción, nos tratan como si fuéramos animales. Es horrible”. Inmediatamente después le cambia el rostro al recordar con una sonrisa amplia que la ilumina toda, su niñez en uno de los Cantones de Chinautla, Saljá. “En Saljá había un instituto, era hermoso; llevaba a mis hermanitos a jugar ahí, era un campo grande, tenía áreas verdes, los niños jugaban en el instituto, celebraban el día de las madres, cada 10 de mayo. Saljá está a diez minutos de Santa Cruz Chinautla, es donde ahora está la arenera San Luis. Antes era un lugar hermoso, había agua en medio de los sauzales, ahora no quedó nada de eso”.
Maribel recalca que en Santa Cruz no tienen nada, el puesto de salud se mantiene cerrado tras la pandemia, las escuelas están dañadas, las paredes rajadas, sin escritorios adecuados. Su experiencia en la resistencia le ha ayudado a convivir y a buscar la forma de que el esfuerzo no desaparezca, “necesitamos comida, hacemos colecta para sobrevivir en la resistencia. ¿Por qué lo hacemos? porque donde nosotros vivimos se hundió, se rajaron las casas. En el camino se está yendo otro pedazo que conduce para San Antonio las Flores, todo está destruido. No es igual a como era durante mi niñez”.
Hijas del barro
Para Rosario y Maribel es una alegría pertenecer a la Resistencia Pacífica de Santa Cruz, se sienten apoyadas por organizaciones de otras comunidades quienes se han acercado a la Resistencia, “menos la alcaldía, ellos nada que ver”, afirman ambas.
Ante la experiencia de criminalización de su esposo, doña Rosario decidió empezar junto a otras mujeres su propia resistencia para que no desaparezca la alfarería, organizándose como mujeres artesanas para enseñarle a jóvenes y a mujeres que no pueden trabajar ya sea por enfermedad o por otras razones.
Asimismo, acompañando y relevando a sus esposos y otros hombres de la comunidad quienes iniciaron la Resistencia Pacífica contra las areneras que siguen operando (sin licencia). “Nuestros esposos empezaron la resistencia, hasta que se desesperaron. Los hombres de la comunidad hacían manifestaciones pero no estaban organizados, hasta que vino el Colectivo Ambientalista Madre Selva a explicar la importancia de organizarnos. Primero se organizó un Consejo Comunitario de Desarrollo Urbano y Rural -COCODE-, pero la municipalidad nunca firmó para que pudiéramos seguir con las demandas. Por eso decidimos organizarnos como Autoridades Ancestrales y así tener la fuerza para seguir”.
En el caso de Maribel su experiencia es luchar por lo poco que tiene para rescatar lo poco que queda, porque siente que todo ya no lo puede rescatar. “La experiencia que tengo es compartir con diferentes personas, nunca antes estuve en una resistencia”.
Rosario acepta que hay días que dice que no irá a la resistencia pero termina haciéndolo porque siente la necesidad de ir a apoyar.
«Voy por voluntad a ver qué están haciendo, que necesitan. Tengo necesidad de dialogar, de saber qué haremos, cómo lo haremos. A veces bajo, antes cuando parábamos los camiones bajaba diario. Si no nos manifestamos jamás vamos a cambiar las cosas”.
Rosario López
Las consecuencias de resistir
Las mujeres que defienden su territorio desde la Resistencia Pacífica de Santa Cruz no han estado exentas de violencias.
Maribel recibió en junio del presente año insultos por trabajadores de la arenera mientras estuvo de turno.“He recibido insultos, humillaciones, un día fui agredida. Durante 20 días paramos los camiones para que no pasen. Nos han dicho ‘mujeres huevonas, trabajen, vayan a bañarse, laven la ropa’. Pero ahí vamos hacia adelante. Mis hijos me acompañan en la resistencia, ellos saben que no lo hago por mi, lo hago por ellos, por su futuro”.
Hace unos meses Maribel pasaba más tiempo en la Resistencia. Para poder apoyar a sus compañeras trabajaba de madrugada. Empezaba a las cuatro de la mañana y paraba a las ocho de la mañana para poder estar todo el día junto a las otras mujeres. Para poder sacar adelante a su familia compuesta por ella y tres hijos al llegar a su casa por la noche, después de salir del campamento donde está montada la Resistencia Pacífica, regresaba a trabajar en sus piezas de barro, figuras de animales, nacimientos, vasijas, miniaturas, para poder proveer de alimentos a su familia.
En el caso de Rosario, su esposo debe cerrar el negocio de venta de alfarería para poder ir a las diversas actividades de la Multisectorial que apoya la Resistencia Pacífica de Santa Cruz. Una de las consecuencias directas, se refleja en menos ingresos económicos para la familia, “mi esposo ya no puede trabajar como antes que tenía suficiente para mantenernos, el demandar constantemente que se respete nuestros derechos como población le absorbe mucho tiempo”.
Las familias involucradas en la resistencia, deben quitarle horas al trabajo para poder hacer presencia y no desistir de su lucha y demandas, ya no dedican tantas horas a sus propios negocios, han perdido clientela, las mujeres al ver el esfuerzo de sus compañeros de vida, se han unido. “Mi esposo dice ‘algo quiero hacer en el pueblo antes de morir’, por eso lo apoyo”, comenta Rosario.
Pertenecer a una resistencia pacífica significa tener mucha paciencia y dignidad para no caer en las provocaciones de los trabajadores de las empresas extractivas y hasta de los propios dueños, llevando a las mujeres a experimentar enojo y molestias.
En junio de este año, durante uno de los paros a los transportistas de las areneras, las esposas de los conductores pasaron insultando a las mujeres de la Resistencia. Para Maribel, vivir esas agresiones, daña mentalmente y las convence de que el diálogo con los dueños de las areneras es imposible. Los dueños de las areneras no hablan con la población ni con la prensa, se escudan en las prórrogas que han solicitado en el MEM. A pesar de ello, Maribel, Rosario y las 38 mujeres de la Resistencia, hijas del barro, no dan un paso atrás. Resisten pacientemente, amorosamente, como tantas otras y otros, en días de sol y noches de luna, en días oscuros, en días luminosos, en días fríos, en días calurosos, poniendo toda su energía en la posibilidad de un futuro distinto.
1. Ayala, A. (28 de agosto de 2021) ‘La alfarería, una tradición con la que mujeres indígenas Poqoman protegen sus saberes: https://f4gt.com/2021/08/28/la-alfareria-una-tradicion-con-la-que-mujeres-indigenas-poqomam-protegen-sus-saberes/
2. Al cierre de esta nota sin respuesta a la solicitud de información pública, aducen que los archivos municipales están dañados por la humedad.
Reportaje realizado con el apoyo de laInternational Women’s Media Foundation (IWMF)como parte de su iniciativa de ¡Exprésate! en América Latina.
Siguiente Reportaje: https://f4gt.com/2022/12/20/felicita-defensora-de-la-mujer-y-el-territorio-indigena-en-honduras/